3 I 【El aventón】

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Las ganas de ir al baño se me quitaron del susto, solo recordé haber subido las escaleras que daban a mi habitación, meterme a mi cuarto y tumbarme en la cama, hasta dormirme sin conciencia alguna.

Hoy es sábado, no tengo clases, así que me levanté tarde, no desayuné con mamá como era la costumbre, solo había salido al baño para hacer mis necesidades y luego regresar a la habitación.

Tenia en cabello revuelto y todavía andaba puesta la ropa de ayer, el sueño ya había cesado y yo estaba en modo pensativo.

Estaba en la cama, mirando el techo y con una mano sobre mi pecho. Estaba pensando, estaba sincronizando, estaba planeando.

Por un momento solo quise tocar su puerta y esperar que alguien abriera para darle la bienvenida al pueblo, pero eso me pareció algo absurdo, mi otra estúpida idea era: entrar como una ladrona a la propiedad privada, rebuscar entre la casa para ver qué encontraba y esperar a que la policía no se diera cuenta para no ser arrestada por mi estupidez. Ambas ideas eran estúpidas y malas, la cosa no era tan fácil.

Pero...

PERO...

La idea me llegó a la mente de manera rápida y espontánea, me pareció un poco estúpida, pero más alternativas no tenía. Agradecí a la santapapaya que se me ocurriera aquello.

En mi mente estaban las estrategias.

Un torpe plan había llegado a mi mente (al menos imaginado) seguramente podía fallar, estaba segura de que con eso, no podría entrar a su casa e intentar averiguar algo. Algo sobre él o algo sobre aquella llamada.

Llegar a la puerta de su casa y decirle que los maestros me dijeron que le diera las clases de hoy, no me convenció.

—Gema, ya es tarde cariño. Baja a desayunar —la voz de mi mamá, me sacó de mis pensamientos. Tocó dos veces seguidas la puerta, como acto de invitación a la mesa.

Vi el reloj de mano que llevaba puesto y qué solo me quitaba para bañarme, ya eran las nueve de la mañana, pero yo aún no quería levantarme, me sentia perezosa, sentía que el cuerpo me pesaba, estaba un poco cansada.

Pero de igual forma, bajé a desayunar, no tenía mucha hambre que digamos, solo desayuné para que mamá no se preocupara por mí. Por que si algo le llegaba a preocupar a esa señora, era mi salud.

Con decirles que una vez me convenció de ir al hospital por una mínima calentura pasajera. No quería que ella se pusiera peor y por esa razón acepté ir.

Desde que tengo memoria, mi salud ha sido salvaguardada por mi madre, ella siempre se preocupó por mi.

Y la verdad, éramos personas de muy bajos recursos, no éramos personas millonarias ni nada de eso, el dinero era lo que siempre hacía falta en casa, de pequeña nunca me di los gustos que los niños se podían dar, mamá nunca gastó su dinero en una muñeca o en alguna otra cosa que no era necesaria, yo sabía qué el dinero no daba para esas cosas que siempre quise.

Mamá siempre se preocupó por lo que comeríamos día a día, por poner el planto en la mesa, ese era el desafío de todos los días de mi madre.

Y acepto qué, como una niña normal, anhelaba una muñeca aún qué hubiese sido una de lana, pero yo entendía a mi madre, sabía que el dinero que tanto nos hacía falta y que tanto le costaba conseguir a mamá, no podía desperdiciarlo en ese tipo de cosas.

Mamá era una ama de casa, trabajaba en una mansión que quedaba a una hora en taxi, pero pagar uno de esos se le hacía casi imposible, su única opción era levantarse temprano y poder irse en el transporte público que le salía más barato.

Mak: El Secreto [Completo✔️] (1ra Edición)Where stories live. Discover now