Capítulo XI "¿Cómo funciona el amor?"

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La orden Kinkou parecía estar desierta. Los pasillos largos y oscuros se mostraban completamente vacios. No le gustaba aquel lugar, hasta su templo vacio y solitario era mas entretenido. Se preguntaba porqué no había nadie por los pasillos. Bostezó por enésima vez y se detuvo delante de una puerta bastante grande al final del pasillo que le llamó la atención.
Abrió despacio y entró. Se trataba de una gran biblioteca. Al igual que el resto de la orden, no parecía haber nadie por allí.
Movida por la curiosidad empezó a rebuscar entre las estanterías.
Cientos de libros sobre artes marciales que para nada le interesaban a Syndra empezaron a amontonarse en el suelo. Libro que no le convencia, libro que tiraba tal cual. Hasta que encontró un pequeño y antiguo libro, raído por los años. Había estado escondido entre dos grandes tomos en los que estaban plasmados los secretos del csmuflaje Ninja, pero claro. ¿Para que quería leer eso Syndra? El título del pequeño libro le llamó mas la atención...
-El secreto del Amor...-murmuró para si misma y abrió el libro por la primera página. Se trataba de un manuscrito, las letras asiáticas mostraban una caligrafía exquisita. Se notaba el esmero que había puesto el autor en escribir aquella obra. Leyendo un poco por encima, a Syndra le pareció una especie de diario personal.

«No sé si esto le será de ayuda a alguien algún dia, o si, directamente alguien lo leerá nunca. Pero de todos modos quería dejar plasmadas en estas páginas mis experiencias, no cómo Ninja, sino cómo una mujer enamorada. Ya he vivido muchos años y mi existencia pronto tocará a su fin, pero antes de irme tengo la necesidad de dejar un...legado. Me siento afortunada, yo he encontrado mi alma gemela y junto a ella he formado una hermosa familia. Ahora mi hija acaba de dar a luz a una preciosa niña, mi pequeña y primera nieta Akali. En verdad, escribo esto para ella, pero si alguien aparte de mi nieta encontrase este libro, lo invito plenamente a leerlo, todo el mundo merece amor. Ahora que ya conoces más o menos mi historia vamos con lo importante y cual es la verdadera intención de este manuscrito.
Soy conocedora de algunos trucos que te servirán para saber si la persona a la que amas siente lo mismo hacía ti. [...]»

Aquello había captado la atención de la soberana.

«He podido comprobar, y esto es completamente cierto, que un largo contacto visual con la persona amada despertará en ella un gran impulso de besar o abrazar. Sin embargo, si la persona no comparte el mismo sentimiento, claramente no surgirá efecto.»

Alguien tocó el hombro de la soberana, sobresaltandola. Se dio la vuelta y descubrió a Akali, que la miraba desconfiada.
-¿Que lees? -preguntó la recién llegada.
-Apareces en un buen momento Akali.-dijo Syndra sonriendo y le entregó el libro - esto te pertenece.
Akali analizó bien el título y el pequeño dibujo de un corazón que adornaban la portada.
-¿Insinuas algo raro?-le preguntó algo estupefacta.
-No. Este libro lo escribió tu abuela.
-¿Cómo?-farfulló abriéndolo y empezó a leer.
-Lo que oyes.
Los ojos de Akali se deslizaban por las letras rápidamente. Su corazon bombeaba fuerte y la emoción amenazaba con desbordarla.
-¿Porque mi abuela me dedicaría una obra así...?
-No sé, tal vez quería que te echaras novio.-comentó la peliblanca.
Las mejillas de la Ninja enrojecieron.
-Que tontería...-dijo apartado la mirada y tendiendole el libro a Syndra.- toma, a ti te será de más ayuda.
La soberana arqueó una ceja y torció los labios, sin entender.
-¿A que te refieres?
-Por favor Syndra...¿Enserio no te has dado cuenta...?
La peliblanca seguía sin entender.
-Esta claro que a Zed le gustas.-continuó hablando Akali.
Syndra se cruzó de brazos y le dio la espalda. Su rostro se había teñido de rojo. Se llevó una mano al rostro. Aquella idea se le había pasado por la cabeza, pero que alguien ajeno a ellos lo hubiera visto tan claro la había tomando por sorpresa y le costaba creerlo.
-No se que te hace pensar eso....
-¿Acaso no viste lo preocupado que estaba cuando te trajo aquí?
-Eso no tiene nada que ver...
-Bueno, la pregunta es: ¿El a ti te gusta?
Syndra guardó silencio por unos segundos.
-No lo sé.-respondió al fin, negando levemente con la cabeza.- Yo no sé cómo funciona el amor, nadie me lo ha explicado nunca.
Aquella respuesta sorprendió a Akali.
-En el amor no hay nada que explicar Syndra. No se trata de una asignatura teórica o de algo que debas aprender a usar. El amor es un sentimiento, surge solo. Nadie tiene que enseñarte a amar, eso ya sabes hacerlo tú. ¿Lo entiendes?
-Si...el problema es que yo no se si lo que siento es amor...
Syndra se paró a pensar un momento. Estaba hablando con Akali cómo si fueran amigas, sin la desconfianza ni la desaprobación que había entre ellas de normal. Le gustó tener a alguien con quién hablar de cosas como el amor.
Akali sonrió.
-Piensa en Zed y dime que sientes.
A la mente de Syndra volvió su rostro, las cicatrices que lo marcaban, su cabello blanco y sus ojos rojos cómo rubies de sangre. El sonido de su voz, su cuerpo bien formado, su aura misteriosa que tanto la atraía...e inevitablemente se ruborizó y sintió un cosquilleo en el estómago.
-¿Mariposas?-le preguntó Akali sin que se le borrara la sonrisa.
Había escuchado aquélla expresión antes y sabía a que se refería. Asintió sin mirarla directamente, pues había sido presa de una repentina timidez.
-Definitivamente.-dijo colocando el libro en las manos de la soberana.-Tu lo necesitas más que yo.
-Pero...esto es de tu abuela, ella lo escribió para ti, no para mí. ¿Acaso a ti no te gusta nadie?
Akali sonrió tímidamente y se ruborizó un poco.
-Bueno...aún así...tu le darás más uso.
Syndra había notado enseguida el sentimiento oculto tras la voz de Akali.
-A ti también te gusta alguien...
-Pero es distinto, tu a Zed le gustas, yo a She...a el no.
-¿Shen?-le preguntó Syndra a lo que Akali asintió con un suspiro.
-Lo dicho, la relación que manteneis Zed y tu es muy distinta de la que mantenemos Shen y yo. El es el maestro de esta orden y siente la necesidad de honrar a su antecesor, su difunto padre, por eso dedica todo su tiempo a la preparación de los alumnos y al cuidado del dojo. Por eso en su vida no hay sitio para el amor, solo para la disciplina y el orden impoluto.
-Zed también es el maestro de una orden y ha sacado tiempo para volver a verme y cuidarme cuando he estado enferma. Shen puede hacer lo mismo. No es justo que se encierre en su orden y olvide a la gente que tiene a su alrededor. Deberías hablar seriamente con el sobre eso.
-No es que se olvide de la gente que tiene a su alrededor, es mas bien todo lo contrario, y es que tiene la necesidad de ayudar a todo el mundo y no da abasto. No puede darle a todo el mundo lo que quiere aunque se lo proponga.
-Entiendo...aún así no me parece correcto. Quiero decir, comprendo que el cuidado de la orden le importe, ya que su padre había sido el anterior maestro pero...-la soberana se disponía a seguir hablando, pero Akali la interrumpió.
-Se me olvidaba...hay algo que tienes que saber sobre el anterior maestro...
-¿Yo?
Akali asintió.
-No se que tengo yo que ver en todo esto...
-Tu no, pero Zed sí. El padre de Shen murió a manos de Zed.-aquello no pareció sorprender a Syndra, ella sabía muy bien que Zed tenía un pasado turbio. Nunca había hablado con el sobre ello, pero las palabras no eran necesarias cuando había podido ver con sus propios ojos las profundas cicatrices que marcaban su rostro y torso. Con eso era suficiente para suponer que su pasado había sido violento. La Ninja continuó hablando. -No sé si el te lo habrá contado, pero el antes pertenecía a Kinkou, pero...algo extraño le pasó. Solo Shen sabe lo que le ocurrió, no ha querido revelarselo a nadie...por respeto al que una vez consideró su hermano. Shen y Zed son hermanastros, el anterior maestro lo adoptó y lo crió como a su propio hijo. Siempre había existido rivalidad entre Shen y Zed, pero...cierto dia, el cambió radicalmente. Se volvió violento y parecía como si un instinto asesino incontrolable recorriera sus venas...y Zed derrotó a Shen y se largó de la orden. Pero volvió...a por el maestro. Segó su cabeza ante los ojos de todos los alumnos de Kinkou, incluidos yo y Shen. Desde entonces el mismo se autodesterró en su orden sombría...pero ahora...parece distinto. Shen lo dijo, lo estas cambiando Syndra, lo estas cambiando para bien.
Syndra había escuchado con atención todas y cada una de las palabras de la Ninja. Zed había sido un ser increiblemente cruel por mucho tiempo, pero entonces el destino había querido que se conocieran y todo cambió para ambos. Sin previo aviso, la soberana abrazó a Akali, aun con el libro en la mano.
-Muchas gracias por todo Akali. Me equivoqué contigo...de verdad, muchísimas gracias. Por tus cuidados, el libro, por contarme esto...por todo. Enserio... Prometeme que hablarás seriamente con Shen, ahora he de irme rapido, tengo que volver a ver a Zed cuanto antes.
Akali sonrió, estrechando con fuerza a la soberana, había pasado de odiarla a considerarla su amiga mas cercana.
-Esta bien...lo haré, te lo prometo, y ahora vete...reunete con el.
Las dos jovenes se sapararon. Syndra caminaba todo lo rápido que el sueño que le provocaba la medicina le permitia. Cambió sus ropajes y salió de la orden, con el libro de la abuela de Akali pegado al pecho. Tenía la sensación de que lo que le deparaba el destino cambiaría completamente su vida.

Este capítulo me quedó mas largo de lo normal, espero que no haya sido muy pesado y que os haya gustado

La Soberana. [Zed x Syndra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora