CAPÍTULO 7

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Mamá llamó a la puerta de mi habitación cuando estaba haciendo los deberes.

—¿Puedo pasar?— pidió permiso.

— Sí, claro.— yo misma me levanté para abrirle la puerta.

— ¿Puedes acompañarme un rato a hacer la compra?— mamá rogó — Tu padre hoy me ha dicho que tenía horas extras de trabajo.

— Vale, me visto y vamos.— dejé los deberes a un lado.

— Gracias, cariño.— mamá me dio un beso en la frente y se fue.

Cerró la puerta para darme privacidad y pudiera cambiarme. Hacía un poco de viento, pero no tanto como para ir en manga larga. Así que me puse una camiseta blanca y unos shorts vaqueros.

Bajé abajo donde ya estaba mamá esperándome en la entrada.

—¿Ya estás lista?— sonrió.

— Sí, vamos.

Normalmente los lunes era papá quien acompañaba a mamá a hacer la compra porque había que comprar más cosas y como las bolsas pesaban pues era él quien las cargaba.

No estaba el supermercado muy lejos y llegamos en cinco minutos.

— ¿Que quieres de comer para llevarte de almuerzo al instituto?— mamá me llevó a la sección de estos productos.

— Me da igual, unas galletas están bien.— me encogí los hombros — Por cierto, Tea quiere nocilla que se le ha acabado para el bocata.

— Están al girar a la esquina, ves a por él. — mamá me señaló la estantería.

Dejé el carrito a un lado y fui sola a por un tarro. Giré la esquina como me dijo mamá y me encontré directamente con los ojos de Noa.

Nos quedamos paradas por un rato mirandonas la una a la otra sin atrevernos a hablarnos o a apartarse.

Pude ver claramente en sus ojos cómo estaban llenos de ira y molestia.

— Apártate.— al fin ella articuló palabra.

— Eres muy grosera.— seguí ahí de pie.

— Nadie ha pedido tu opinión, y no pienso volver a repetirlo.— me amenazó levantando el puño.

No quería peleas, y menos delante de mi madre. Así que me hice a un lado y pasé por al lado suya, pero cruzó una chica parecida a Noa al lado mía chocandome el hombro acompañada de una mujer que parecía su madre.

— ¡Coño, mira por donde vas!— me gritó quien suponía que era la hermana mayor de Noa.

Me giré y vi a las tres chicas cada uno con su impecable reloj de plata de la familia Palacios.

—¿Qué miras?— ahora me habló mal la madre de ellas.

Si sus hijas salieron igual de groseras no me extrañaría si la madre hasta es así.

— Nada, lo siento.

Me di la vuelta rápidamente y las ignoré, fui a por lo que quería. Al regresar a dejarlo en el carrito fui demasiada cotilla y las busqué con la mirada. Estaban las tres por el pasillo de las frutas y verduras. La hermana y la madre caminaba delante y Noa las perseguía por detrás.

— Parece que no tienen buena relación entre madre e hija.— apareció al lado mi madre y opinó sobre Noa — ¿Quiénes son? Antes estaban hablando contigo y luego cuando se cruzaron conmigo me miraron muy mal.

— Vaya gentuza, una es mi compañera de clase.

Mamá las echó un mal de ojos y Noa la pilló, pero no respondió ni nada, solamente se fue.

ÁNGEL DEMONIOWhere stories live. Discover now