CAPÍTULO 14

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Llegó la clase de tutoría y nuestra tutora entró muy emocionada esperando nuestros trabajos.

Ni nos riñó por estar todos de pie armando un jaleo y discutiendo. Se sentó tranquilamente en su silla de profesora, para nosotros un trono, y pidió silencio de forma calmada.

Yo no estaba igual de relajada como ella.

No pasa nada, sólo es un trabajo. Además, yo le puedo explicar a la profesora que no hicimos el trabajo por culpa de ellos y no la mía.

Les tocó primero exponer el trabajo al grupo de mis dos amigos. Luara se levantó de su asiento y le apreté de la mano para desearle suerte. Diego pasó a mi lado y discretamente me dejó un besito en la cabeza.

Su equipo había hecho el trabajo en una gran cartulina y estaba todo ordenado y decorado.

Cada uno se había repartido una parte de la exposición y cuando terminaron todos aplaudimos con fuerza porque se lo merecían.

— Habéis hecho un excelente trabajo.— los felicitó nuestra tutora toda orgullosa.

Después de ellos salió el grupo de Natalia la sexy y Eduardo el bajo junto al resto de sus compañeros de equipo.

En su trabajo tenían muchas cosas a mejorar pero como mínimo lo habían hecho.

Ahora nos tocó nuestro turno, los nervios me dominaron. Salimos todos a la pizarra y ellos con bastante orgullo con la cabeza en alto cuando no habían hecho nada.

Para mi sorpresa, Noa sacó la hoja que escribimos ella y yo el otro día. Sin embargo, estaba arrugada, llena de manchas de alcohol, que espero que la profesora no se de cuenta, y quemaduras producidas por el cigarro. En el papel sólo estaba lo que habíamos escrito la semana pasada, nada nuevo.

— Venga, comenzar.— sonrió la profesora inocentemente.

—¿Quién empieza?— pregunté nerviosa.

— Quitar coño.— Raúl nos empujó a un lado y cogió la hoja arrugandola todavía más — Eh... la violencia de... ¿granjero pone?

La clase se echó a reír.

— Menudo payaso.— Paula puso los ojos en blanco.

— Ah, de género.— siguió el moreno — Se refiere a la volcanización tanto física como pequímica , que se ejército contra las mujeres por raza de su seno.

La clase estalló en grandes carcajadas intensas.

— ¿Pero qué mierda estás contando?— le quitó la hoja Sebastián el alto rompiéndola en dos.

— ¿Yo qué sé qué ha escrito la tonta de Celia?— me echó la culpa Raúl.

— ¡Ya basta!— puso orden Noa.

— ¿Habéis hecho el trabajo?— cambió a un rostro enfadado la pobre mujer.

Levanté enseguida la mano para defenderme.

— Profesora, yo intenté hacer el trabajo pero no copera... — estaba tan nerviosa que no me salían las palabras.

— No es justo que hayas puesto a una alumna estudiosa en un grupo de matones e irresponsables.— salió en mi defensa Laura.

—¿Qué nos acabas de llamar?— se ofendió Noa.

Cogió el borrador de la pizarra y se lo iba a lanzar, pero yo le cogí del brazo y me puse delante suya deteniéndola.

— Celia y Noa.— nos llamó — Por favor, las dos a fuera. No quiero más peleas.

— Pero...— intenté rechistar.

ÁNGEL DEMONIOWhere stories live. Discover now