10 de Abril

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La semana pasada la vecina nos pidió su

segadora, que nos había prestado el

verano pasado y habíamos olvidado

devolvérsela. Por delicadeza, no había

venido aún a recuperarla e incluso cuando

se presentó en casa parecía temer

molestarnos. Cuando se marchó, mi abuela

y yo bajamos al garaje y empezamos a

buscarla. Mientras apartábamos todo lo

que habíamos acumulado con el tiempo, vi

que mi abuela alzaba una cubierta de

plástico y luego se inclinaba, a la vez que

se llevaba una mano a la boca. Pensé que

se encontraba mal o que estaba a punto de

llorar, así que me sorprendí cuando soltó

una carcajada. Intenté comprender el

motivo de su repentina alegría, pero

únicamente vi unas latas similares a las de

pintura y dos rollos de papel pintado.

-¿Qué pasa? -le pregunté sonriendo.

-Nada, una tontería -se limitó a

decir.

Luego me lo contó: cuando yo era muy

pequeña, a mi madre se le había metido en

la cabeza empapelar mi dormitorio sin

ayuda de nadie. Había comprado el

material necesario y un manual de esos

que te lo explican paso a paso. Al cabo de

dos días, mi abuela entró en mi cuarto y

vio que las paredes empezaban a pelarse,

que las tiras de papel se despegaban como

lenguas colgantes. Por si fuera poco,

mientras mi madre y ella presenciaban el

desastre, la asistenta, atraída por los

gritos de sorpresa y las protestas, entró

abriendo la puerta bruscamente, de

resultas de lo cual golpeó la mesa de

trabajo y la derribó. Por supuesto, encima

estaban las latas de cola todavía abiertas.

Mi madre, agotada y exasperada, arrancó

todo el empapelado en un santiamén,

mientras mis abuelos contemplaban

divertidos cómo saltaba y desgarraba las

tiras de papel. Mientras me lo contaba, a la

abuela se le saltaban las lágrimas de la

risa y de vez en cuando me decía

«Perdona, Ale, perdona», hasta que al final

concluyó: «Qué cosas pasan.» A

continuación se enjugó las lágrimas y no

añadió más, a pesar de que se la veía

serena, que el recuerdo no le había

La lluvia en tu habitación *Paola Predicatori*Where stories live. Discover now