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Palacio | 9:53pm

El terror invadió a Seungmin, mientras más escuchaba la conversación ajena, más claro veía su final. La anciana se encontraba hablando con el rey, le explicaba como funcionaba el hipogrifo y como curaría a su esposo mientras Jeongin escuchaba atentamente.

"El hipogrifo debe soltar todo su llanto, el suficiente como para llenar una copa de vino y morir al dar su última lágrima."

Por su mente pasaban las muertes y torturas más dolorosas que jamás se había podido imaginar, cualquier cosa que pensara lo llevaban a una muerte segura. Lo único que le quedaba era abogar por su integridad.

—Me aseguraré de preparar todo para su momento

Pronunció la mujer pintando una sonrisa cínica en sus labios mientras miraba de reojo a Seungmin. Giró sobre sus talones y salió del lugar dejando a Seungmin y el rey en la oficina.

Un suspiro abandonó los labios de Jeongin el cual se encontraba sentado en su característica silla ignorando la presencia de Seungmin mientras miraba unos papeles.

La mente de Seungmin no descansó ni un segundo desde que pisó el palacio y se mentalizó para hablar con el rey. Se levantó con las piernas algo temblorosas y el corazón palpando a mil, llegó frente al rey y llamó su atención.

—Quisiera... comentar algo antes de que suceda cualquier otra cosa...

Jeongin se recargó hacia atrás en su silla y lo miró seriamente indicándole con la mirada que lo estaba escuchando.

—Yo...Yo sé que estoy aquí por voluntad propia y con todo el afán de ayudar a su esposo...pero créame cuando le digo que no derecho de ayuda. El rey Felix no tiene mal de enfermedad, es un mal que debía suceder tarde o temprano...

—¿A qué te refieres con eso?

—No sé si usted lo sabe...yo supongo que sí, pero, el que un humano de a luz a un híbrido de Threstal es algo muy peligroso y si el humano llegara a concebir comenzaría a perder energía, nutrientes y todo su cuerpo comenzará a apagarse.

Seungmin comenzó a explicarlo con sencillez pero titubeante. Aunque Jeongin no lo expresara, comprendió todo lo que el menor le había dicho y era como un balde de agua fría. No era un secreto que los Threstales necesitaban de energía humana para vivir y que si algún humano llegaba a dar a luz a alguno podía atentar contra su integridad al quitarle gran parte de su energía.

—No busco que evite mi destino, solo se lo digo porque después de que se haya ejecutado todo y no funcione...no quiero que se lamente o se moleste conmigo.

Jeongin iba a responder cuando la puerta fue abierta, uno de sus guardias había entrado apresurado.

—Mi rey

—¿Que sucede?

Jeongin se levantó de su silla al ver el estado de el guardia.

—Su esposo...

Jeongin se apresuró a abandonar el lugar. Corría con el corazón latiendo a mil por hora, si algo había pasado con su esposo no se lo perdonaría nunca.

Alterado, llegó a la habitación donde se encontraba su esposo y abrió rápidamente, de encontró con varias personas, entre ellas su hijo y la anciana.

Hubo un silencio en la habitación, Chan y Jeongin se mantuvieron la mirada y ahí fue donde comprendió.

Felix los había abandonado.

No significa que Seungmin estaba feliz por eso, pero había sentido un peso menos sobre su espalda y sus músculos se relajaron. Eso significaba que ya no tenían que acabar con su vida y que el seguiría en paz, volvería a ver a sus sobrinas...todo volvería a ser como antes.

O eso creía.

Cuando se apresuró a abandonar el castillo, aquella anciana que antes lo había interceptado llegó con el.

—No creas que ahora eres libre, pajarraco.

Seungmin tensó la mandíbula. No había si quiera podido salir de la oficina.

—No pude encontrarte por mis propios medios...no sabes cuántos jodidos AÑOS estuve buscándote...y ahora estás aquí, voluntariamente.

La mujer sonrió y se aproximó hacia Seungmin, acto que lo hizo retroceder y temblar. Comenzaba a sentirse mal.

Un golpe fue proporcionado en su estómago y perdió el balance, iba a caer al suelo pero enterró sus uñas en el brazo de la mujer y la miró con desprecio. Entonces sintió una punzada en su costado derecho, la mujer había enterrado sus largas uñas en su costado.

—Muerete, basura.

Alcanzó a pronunciar Seungmin.

—El que acabará muerto es otro, tesoro.

Con su rodilla golpeó la pierna de la mujer, haciendo que lo soltara y el retrocedió. Observó el espacio y era muy pequeño para poder transformarse.

—Estúpido mocoso...¡Cómo te atreves!

Seungmin, con ojos temblorosos pero con su semblante firme observó como la "indefensa" anciana pasaba a ser una figura completamente diferente, una mujer más joven y alta. Entonces, la reconoció. Esos ojos rojos, esas mechas negras que escurrían por su frente y esas uñas largas que se extendían como garras junto con esas piernas sumamente delgadas. Un híbrido que nunca deseó ver jamás y que nisiquiera debía ser considerado un híbrido.

Un nahual cerbero estaba frente a el...

Una memoria imborrable se apareció frente a el, esa mirada de fuego seguía igual que la última vez...

—¿Vas a llorar? ¿¡Vas a huir denuevo!? ¡No tienes a tus jodidos padres para salvarte denuevo, maldita rata!

Cuál muñeco de trapo, fue levantado en el aire, Seungmin se limitó a arañar su rostro.

—¡Suéltame, maldita perra!

Y con toda la fuerza que la creatura poseía, lo lanzó contra la pared. Seungmin realmente era indefenso en ese momento, se encontraba fuera de su elemento y estando en un terreno ajeno, más que nada, temía dañar lo que no era suyo.

—No tienes al maldito bosque para que te proteja.

Pisó el abdomen del pálido.

—Y tú no tienes a tus dos almas, haz lo que quieras ¡Tu ya no tienes poder aquí!

—¡CÁLLATE! ¿¡CÓMO TE ATREVES!? ¡YO, YO ERA QUIEN CUIDABA TODO ESE MALDITO BOSQUE, GRACIAS A MI ESE BOSQUE SEGUÍA CON VIDA Y DE PRONTO APARECIÓ TU MALDITA ESPECIE Y ME ARREBATÓ TODO LO QUE ERA MÍO!

Con la fuerza que tenía, logró sacarse a la mujer de encima y se aproximó a la salida. Se sentía mal, estaba corriendo como un maldito cobarde...pero no podía arriesgarse de esa manera.

Aún no.

Silver Gryffin - ChanminWhere stories live. Discover now