"No sé cómo sentirme" - Cap. 6

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- Finney, ¿qué es todo esto? - Preguntó preocupado su papá.

  El chico no podía más, la sangre derramada estos meses no ayudaba. Ahora tirado en el piso inconsciente habían hecho derramar lágrimas a su hermana y padre.

- ¡Finney, por favor! - El corazón de Gwen era una bola de preguntas.

- ¡Finn! - Gritó su padre.

(...)

  Gwen estaba sentada y nerviosa viendo la camilla de un hospital en el que estaba su hermano recostado.

¿Qué se había hecho?, ¿en qué estaba pensando cuando hizo eso? Su corazón estaba partido, no sabía qué hacer, Finney era lo único que tenía además de su padre. Pero él era distinto a todos los demás, él la entendía y la respetaban tal y como era, nunca habían peleado, lo hacían por cosas chiquitas y tontas que al final terminaban siendo graciosas. No lo podía perder, él era su mejor amigo, incluso, era como su segundo papá. Blake se había hecho responsable de ella, la había cuidado todo los años de su infancia y siempre la protegía de todo.

  Pasaron unos minutos y pudo notar como se removia en la camilla y entreabría los ojos.

- ¡Finn! - Salió de un salto de su asiento y se acercó a él lo más rápido que pudo.

- ¿Gwen? - Se levantó levemente y la miró. La menor suspiró aliviada.

- Tranquilo ¿sí? Recién despiertas, no quiero que vuelvas a caer desmayado después de no verte durante un días - ¿Un día? No puede haber sido tanto tiempo - Me he quedado aquí a esperar que despiertes - Un momento, si él se había "desangrado", ¿por qué seguía vivo? - ¿Finney?, ¿te sientes bien?

- Gwen... estoy vivo.

- Sí, Finn... estás vivo.

- Pero... yo perdí mucha sangre.

- Bueno, por lo menos estás consiente y sabes qué pasó...¿recuerdas todo? - El castaño la miró sin entender, ¿se suponía que tenía que perder la memoria o algo así?

- Mhh... ¿sí?

- Te dieron sangre.

- ¿Qué?, ¿quién?

- El donador de sangre no quiso que te digamos - Sonrió.

- Pero...

- ¡Finney! - Gritó su padre interrumpiendo la charla. Abrazó a su hijo con cariño y luego habló - Que bueno que estés bien. Me preocupe mucho, quería saber cómo estabas, cuando te vi caer al suelo no supe cómo reaccionar.

- Gracias papá, por estar aquí, ahora.

- No es problema - Su padre había cambiado mucho, cuando murió su pareja, o sea, la madre de sus hijos, empezó a tomar alcohol excesivo para desahogarse.

  Eso no era bueno, pero luego "entró en razón" y ya había dejado de golpear a sus hijos y de maltratarlos. Para ellos dos era un alivio, era como estar en un infierno cuando estaban en su casa, cualquier cosa que hacían era razón para golpearlos. Les hacía mal, pero por suerte, su padre había cambiado demasiado.

- Papá, ¿de verdad no puedo saber el nombre del que me dio sangre?

- Prefiero que lo sepas tú, sería una sorpresa. Ahora, vamos a relajarnos y a hablar con el médico.

- Claro - Dijeron al unísono.

(...)

  En el hospital ya habían hablado y les habían dicho que podían irse, pero que Finney tenía que reposar uno o dos días.

- Gwen - Gritó Finn cuando vio a su hermana entrar por la puerta de su habitación.

- ¡Finn! - Se tiró encima de él - ¿Cómo estás?

- Bien... se supone que puedo caminar y todo eso, pero papá me obligó a reposar sí o sí los dos días, pero yo sé que me encuentro mejor.

- Oh... ya estoy esperando para cuando vuelvas a hacerme compañía e ir juntos a la escuela.

- Tranquila, me falta todo el día de hoy y termino - Ella sonrió felíz y le dio algo.

- ¿Qué es?

- Es el libro que me regalaste una noche, ya te había dicho que es mi favorito y quería saber si podías leerme un poco - Finney rio.

- Claro - Empezó a leer hasta que después de unos minutos la pequeña se quedó dormida. Luego la siguió él quien cerró los ojos, la abrazó y se quedó dormido.

(...)

  Finney caminaba por el pasillo tranquilo cuando alguien llamó su atención. Un chico con el pelo castaño, más bajo que Robin, tez blanca, remera negra y pantalón de jean azul marino, era el chico que había visto con Robin los últimos días antes de su ausencia. Estaba apoyado en el hombro de Arellano mientras tocaba su mano. Algo crujió adentro de sí, podría haberse desmayado durante un día, claro, pero no había olvidado nada ni a nadie. Sus ojos se cristalizaron minutos después al ver que aquél chico besaba los labios del mayor. Quería que esto fuera un sueño, pero no, no era un sueño, el estaba parado frente a esa escena.

  Todos empezaron a gritar "Uhh" y luego lo vieron a Finney. Por supuesto, la pareja se había hecho oficial, pero nunca se habían enterado que ellos dos habían terminado, entonces, eso frente a todos, era un acto de infidelidad.

  Se pasó las manos por las mejillas secando las lágrimas, que igualmente seguían cayendo, intentando parecer que no le importaba, y caminó a paso apresurado hacia la dirección contraria.

  Su nombre era Alex Jones, un chico algo popular en la institución.

- ¿¡Qué te pasa, Alex!?

- Pensé que te gustaba, lo lamento tanto, de verdad.

  Robin bufó.

- No pasa nada - Luego miró a su alrededor - ¿Y ustedes por qué gritan y hacen "uhh"?

- Tu noviesito acaba de irse llorando al baño, pobre, pensará que ya no lo amas - Todos empezaron a reírse.

- ¿Qué? - Dijo - ¿Ya despertó? - Murmuró sorprendido y se fue corriendo.

(...)

  Cuando llegó pudo escuchar desde un cubículo sollozos, golpecitos leves en el suelo con los pies y murmuros.

- Finney - Habló, y todo paró, los zapateos, los murmuros y lo sollozos. Luego de unos minutos escuchó la traba del cubículo y el chico salió de ahí mirando el suelo.

- No sé cómo sentirme.

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  Palabras: 991

  También es un capítulo corto. Sé que me van a decir que hasta ahora el libro está muy deprimente, pero no se preocupen, ustedes esperen, todo va a mejorar, lo prometo.

  Díganme qué les va pareciendo, por favor.

Un romance complicado - RinneyWhere stories live. Discover now