I should've known better.

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I Should've Known Better de Sufjan Stevens suena en el interior del Ford Mustang descapotable azul cielo del año mil novecientos sesenta y ocho. También es de alquiler, uno al que le tengo mucho cariño; Es el coche con el que aprendí a conducir. Luna es la que conduce y el techo sigue puesto, pero mi cabeza, por el momento, se encuentra fuera de la ventanilla junto con uno de mis brazos. El viento es feroz y apenas puedo respirar o mantener los ojos abiertos debido a la velocidad, no obstante, estoy saboreando esta sensación.

Luna y yo nos dirigimos, con mis indicaciones, a un mercado de pescado local. No me muero por comer, pero quiero ver a Mary Jane. Mary Jane es... especial. Puede que sea lo más parecido a una abuela que tengo ya que los padres de mi madre fallecieron hace mucho tiempo y mi padre no se lleva bien con los suyos. Nunca estuvieron a gusto con su decisión de convertirse en cineasta... apuesto mis piernas a que ahora se arrepienten. Mi padre tiene tanto éxito que no creo que se pueda cuantificar y no reciben ni un céntimo de su parte... sólo susurros sobre sus logros. 

Para Mary Jane, soy como una especie de hija y nieta ya que sus familiares apenas la ven; tiene dos hijos que la llaman dos veces al año y la visitan sólo cuando necesitan algo de ella. Ha renunciado a ellos y a mi me conoce desde que tengo uso de razón. Los últimos años, cuando hemos venido aquí, apenas la he visitado porque Roman ocupaba tanto de mi tiempo y atención que era como si nada más importara. Espero que no se sobresalte mucho al verme y me siga dando la bienvenida, aunque no lo merezca. 

Fue ella quien me enseñó un tanto sobre pescar, también a coserme los vaqueros cuando estaba tan delgada que los pantalones se me caían y a mantener la calma ante las interminables burlas de mi hermana. 

Luna sugirió que saliéramos un rato de la casa para calmar las emociones de lo que había pasado entre mi esposo y mi cuñado. La tensión no se acabo al alejárnos de ellos. Mientras nos encontrábamos con mis padres en la sala, Ian no dejaba de clavarme los ojos y por primera vez en... mucho tiempo, Charlotte hacía lo mismo y si bien Ian se veía inquieto y tenso, mi hermana se veía de lo más intrigada. Fue incómodo a decir verdad, pero la sensación se disipó cuando Luna entró al final a modo de sorpresa. Mis padres la adoran, a mi madre hasta se le escaparon un par de lágrimas cuando la vió.

Mis padres no habían notado en mi muñeca los restos del maltrato de Roman y yo lo agradecí por dentro, espero que siga así.  

―Aub, dijiste que en la próxima parada debería girar a la izquierda, ¿no? ―Mi amiga me saca de mis pensamientos con una pregunta. 

―Sí. Será reconocible; el local parece una casita con muchas plantas en el exterior y un delfín saludándote. ―Digo, volviendo a meter la cabeza en el coche para contestar. Luna no suele venir con nosotros a estos viajes familiares, así que aunque conoce a Mary Jane de mi boda, apenas se acuerda de ella.

Al cabo de unos minutos, me da un vuelco el corazón cuando pongo mis ojos sobre el local. Ha cambiado considerablemente su aspecto; en lugar de un delfín, son dos atunes que se sacuden las aletas con una sonrisa de bienvenida. Hay un cartel azulado en el que se lee ''La casa de MJ'' y, como siempre, una cantidad impresionante de margaritas y begonias adornan las ventanas y la entrada del local. Luna aparca el coche cerca del puerto y emprendemos nuestra marcha.

Cuanto más nos acercamos, más empiezo a reconocer algunas pinturas cerca de las begonias. Las cambia cada año; Charlotte se equivoca en muchas, muchas cosas con respecto a la vida, pero sobre todo con respecto a esta ciudad; la ciudad es próspera y, en su mayoría, está llena de gente con un talento descomunal. La ciudad es conocida por su arte, es una de las últimas colonias artísticas del país. Mucha gente se muda aquí por el simple hecho de saber que tendrá el espacio, el tiempo y la inspiración necesaria para crear magia. Nadie podría aburrirse aquí; siempre hay arte, gastronomía y vida en torno a ella. Está ciega.

IntercambioWhere stories live. Discover now