Las alas de un ángel

C a p í t u l o 1 1

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Youngblood- 5 Seconds of Summer

La sangre de Isaac se heló ante la crueldad de la mención de una palabra que él conocía bastante bien.

<<Muerte>> no debía entrar en el vocabulario de Blair.

Tanto el ángel como la humana seguían intentando adaptarse a un cambio tan inoportuno en sus vidas. En algún momento, Isaac llegó a pensar que jamás tendría una protegida, Blair pensó que los ángeles sólo estaban en su imaginación y creencias rotas de la religión a través de los años. Pero ahí estaban. Uno pendiente de la reacción del otro. Cuidándose.

Con atención e interés Isaac pensó en cómo iba a poder manejar esa situación.

Blair aun no entendía el significado que Isaac, con desespero, intentaba contarle. Pero si comprendía, que a pesar de la agonizante noche en que se conocieron, desde ese momento, él se había convertido en una pieza ostenta en su vida, y ella, para él, en su mundo.

Lo impactante que era esa nueva etapa causó un revuelo entre los dos seres.

Pero, al menos para Isaac todo era más claro. Ahora lo entendía. Él mismo había estudiado a fondo sus comportamientos pasados, en como el poder de sus venas hervía dentro de su cuerpo cuando cualquiera se le acercaba. Cuando ella bailó y besó a Alfred. No eran celos, eran instintos de protección. Blair jamás podría ser de su interés, pero toda la complejidad de ese vínculo era imposible de hacerse comprender a las simples mentes humanas.

Afortunado él, Blair si podría comprenderlo. Le había tocado una humana lista.

Así era esto. Instintos asesinos, protección. Los ángeles y los humanos funcionaban así. A veces.

Desde los inicios, los ángeles fueron formados como protectores, líderes y armas, son peligrosos, pero cuando encuentran a alguien a quien proteger...los ángeles pasan de ser peligrosos a ser indestructibles.

Tenía que averiguar cómo controlarse estando cerca de ella, para que su lado primitivo se conservara dentro y no terminara cediendo a matar a cualquiera que la llegase a tocar.

—Es un cambio... brusco—espetó Blair.

—Iremos lento. Prometo hacer que todo esto sea más llevadero para ti.

Blair negó.

—No quiero que me trates como si fuera un pedazo de cristal que, con sólo tocarlo, puede romperse.

—Ojalá pudieras comprender que no es mi intención hacerte sentir de esa forma. Sé de lo que eres capaz. He visto tu fortaleza.

—Quiero ser más fuerte. Así que me gustaría pedirte un favor.

—Lo que quieras —aceptó Isaac.

—Empecemos con el entrenamiento.

—De acuerdo.

—Y... quiero que Josiah me informe sobre cómo funciona..., ya sabes. Lo que somos.

—Bien.

—Bien...

***

Josiah no se encontraba en casa, aunque, a lo lejos, en el edificio contrario estaban los dos ángeles de apoyo.

Blair encontró un pedazo de pastel de chocolate sobre la mesa. Sonrió al recordar que, precisamente antes de marcharse estaba enfrascado en la cocina haciendo algo. Ahora sabía que. Con ilusión fue hasta la mesa y sentó plenamente. Empezaba a sentirse parte de ellos con esos detalles que la hacían sentir parte.