CAPITULO 5

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Mew lo colocó en el colchón, luego se deslizó hacia atrás y presionó un beso en la cara interna del muslo, luego en la otra. No pudo evitar sonreír, porque pronto Mew lo reclamaría y la molesta soledad que lo devoraba, desaparecería.

Todas esas fantasías con las que se había masturbado durante los últimos meses, estaban a punto de convertirse en realidad, y estaba tan emocionado que sus bolas se apretaron cerca de su cuerpo. Solo esperaba que no se viniera demasiado pronto. No quería que esto terminara.

Aún no.

Usando su lengua, fue generoso con las bolas de Gulf, tomando una en su boca antes de morder suavemente. El shock lo recorrió, además del placer. Siseó, luego se escapó un gemido. Mientras Mew lo torturaba con su boca, sus dedos se extendieron por sus nalgas. Respiró rápidamente cuando la lengua de Mew viajó más abajo. Le chupó la piel entre las bolas y su agujero.

Aunque había luchado mucho, para no estar con Mew, en ese momento, todas sus defensas disminuyeron. Dejó que todos los demás pensamientos se escaparan: sus preocupaciones, sus miedos y su vacío.

Mew y él estaban en su propio pequeño universo. Los dedos de Mew lo violaron, mientras levantaba su cabeza y le tomaba la polla con su garganta. Estaba lleno de un hambre desesperada que lo hizo gritar —Por favor, cógeme.

Miró hacia abajo, para ver a Mew sonriendo alrededor de su polla. Tenía una mirada diabólica en sus brillantes ojos azules, una que decía que no planeaba detener pronto su tortura. Los dedos hicieron que sus terminaciones nerviosas, cobraran vida. Su culo latía con necesidad cuando Mew lo estiró.

Dejó caer la cabeza hacia atrás. Agarró las sábanas, estrangulándolas en sus puños, mientras plantaba los pies sobre la cama y se balanceaba, empalándose en el culo, mientras la lengua y la boca de Mew funcionaban mágicamente.

Gimoteos forzaron su garganta, a medida que la acumulación crecía, envolviéndose alrededor de su mitad inferior, subiendo por su columna vertebral. Sacudió su cabeza, mordiéndose el labio inferior, tratando de evitar su clímax.

Como si supiera que estaba peleando por no venirse, Mew le trabajó la polla más rápido, más fuerte, mientras sus dedos le follaban el culo. Mew estaba decidido a enviarlo al límite y no pudo hacer nada para detenerlo.

—¡Mew! —Arqueó su espalda, arañando la ropa de cama, sus caderas empujando hacia arriba, cuando su orgasmo lo hundió.

La explosión solo lo había dejado más hambriento al sentir a Mew golpeando su culo, mientras se lamía los labios, con la boca completamente seca.

Entonces Mew trepó su cuerpo, como un gato depredador, sus fibrosos músculos se doblaron y se aglutinaron con cada movimiento. Abrió más sus piernas y la cabeza de la polla de Mew se deslizó por su dolorido agujero. Sus bocas estaban tan cerca, que respiraban el mismo aire. Podía oler su semen en los labios de Mew, mientras sacaba su lengua, deslizándola sobre la boca de Mew para probarse a sí mismo.

Este le presionó la cabeza de su polla, en el agujero. Empezó a protestar, a decirle a Mew que necesitaban lubricante, y luego algo húmedo se derramó contra él. Sus cejas se alzaron.

—¿Qué fue eso?

Un lado de la boca de Mew, se crispó con una casi sonrisa.

—¿Quieres decirme que nadie te explicó, que los shifters tienen lubricante natural?

—Eso no surgió exactamente en una conversación, mientras yo le partía el culo a Abe en mi juego de zombies.

—¿Qué hay de Bailey? —Mew apoyó sus antebrazos a ambos lados de la cabeza. Usó sus pulgares para trazarle pequeños círculos en las sienes. Estaba acostado sobre él, pero sosteniendo su propio peso.

LOBOS 1Where stories live. Discover now