CAPITULO 10

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Declan miró a la pareja, esperando que el hombre le diera una excusa para matar al bastardo. —Lo escuchaste —dijo. —Vete de aquí.

—A menos que te guste que te pateen el trasero—Avery sonrió.

—Algunas personas tienen ese tipo de fetiche.

Los otros hombres se rieron entre dientes, pero Declan no se estaba riendo. Su imagen de Gulf estaba cambiando. Mew parecía estar organizando su vida, y Gulf parecía más hábil en su papel de compañero del alfa. Eso era todo lo que había querido: Mew siendo feliz y que ese humano dejara de joderle la cabeza.

Pudo haber sido un idiota cuando su alfa estuvo persiguiendo su cola, pero no se disculparía por ser quien era. Aun así, había conocido a los padres de Mew y los respetaba, y tenía el mismo respeto por este. Él era un líder fuerte. E independientemente de lo que pensara Mew, no quería la posición alfa. Solo quería a alguien que supiera qué diablos estaban haciendo.

—A él le gustaría que le azoten ese culo —dijo Declan. —No se ha marchado todavía.

—Podría ayudarlo a subir a su auto—Bruno rodó sus hombros.

La mujer ya había saltado al asiento del pasajero, y seguía mirando por encima del hombro, al grupo, con los ojos muy abiertos, mordiéndose el labio inferior. Se alegró de que hubiese subido al auto. Nunca le había puesto una mano encima a una mujer, y no pensaba comenzar con ella.

El humano los fulminó con la mirada, rebotando entre cada lobo. —Esto no ha terminado.

—Oh, se acabó —dijo Avery. —Vuelve, y no te irás. Puedo garantizar eso.

Heath saludó con la mano, hacia el bosque. —Puedo elegir un lugar para él ahora, si él quiere.

—Te ayudaré a hacer los agujeros —dijo Rider.

—Volveré —dijo el padre, mientras subía al automóvil. Observó cómo el automóvil se alejaba, su instinto le decía que tendría que matar a ese bastardo antes de que esto terminara.

El sheriff Connelly estaba sentado detrás de su escritorio, pensando en lo que había sucedido en la montaña. Estaba furioso porque no había podido arrestar a Mew.

Sin embargo, no pudo evitar tener miedo de lo que había visto. Le había pasado por la cabeza llamar a la Guardia Nacional, o a cualquier otra persona que pudiera lidiar con... mierda, él no sabía.

—Tengo al Sheriff Gilmore aquí, para verte —dijo su secretaria, cuando asomó su cabeza hacia su oficina.

—¿Quieres que lo deje entrar?

Con un suspiro, agitó una mano. —Déjalo entrar.

Ella desapareció y segundos después, Gilmore entró a su oficina. No había estado esperando hablar con él, pero sabía que el Sheriff Gilmore aparecería tarde o temprano.

Simplemente no había esperado que fuera así de pronto.

—Sé por qué estás aquí —suspiró. —Y no, no he llamado a nadie sobre ellos.

Después de tomar asiento, Gilmore le contó acerca de la amenaza de Clint.

—Antes que nada —dijo, mientras golpeaba el puño contra su escritorio. —Esa no es su montaña. Segundo, amenazó a un oficial de la ley.

—Han estado viviendo allí pacíficamente —arguyó Gilmore. —Somos nosotros los que fuimos allí y le disparamos a su hermano.

—¿Nosotros?

—Humanos —aclaró Gilmore. —Está enojado, y tiene derecho a estarlo.

—Pero su amigo, mató a esos dos hombres —alegó. —¿Me estás diciendo, que vamos a dejar que Mew Callahan se salga con la tuya?

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⏰ Last updated: Nov 14, 2023 ⏰

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