𝘌𝘴𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳 |[ˢᵖᶦᵈᵉʳᵈᵘᶜᵏ]|

ᴄᴀᴘ. 002

—Mira men, que bonito. —Dijo Osvaldo mientras acariciaba un gato que se encontraba cerca a un arbusto.

—Como quackity... —Mencionó el castaño tratando de limpiar una mancha de su camisa. Al parecer lo había dicho inconscientemente.

El mayor suspiró casi riendo, ya era parte de todos los días que su mejor amigo dijera dicha frase cuando mencionaban la palabra "bonito" o "lindo".

—Todo wey Roier.

—¿Por qué, que pasó? —Preguntó con mucha confusión en su rostro, tras devolver su mirada al más alto.

—Nada, nada, límpiate mejor esa mancha que aún se nota. —Habló levantándose de su lugar para seguir caminando. —Si Foolish te ve...

—Puta madre. —Se quedó estático. —Vamos a la tiendita Osvaldo, y compro algo para quitar esta perra mancha.

El más alto soltó carcajadas ante la preocupación del menor.

—Te cagaste mi Roier. —Siguió riendo. —Pero yo estoy aquí para salvarte. —Presumió apoyando su brazo en el hombro del castaño. —Le diré a tu padre que lamentablemente fui yo quien te empujó, y caíste con el café que dejó una terrible y horrenda mancha en tu camisa que con tanto esfuerzo él lava todos los días.

Hubo un silencio profundo, pues las calles estaban un tanto vacías.

—¿A poco crees que mi papi te va a creer tremenda mamada?

—Por supuesto. —Dijo siguiendo su camino.

Aunque no lo demostraba tenía un poquito de fe en la excusa que el de lentes le daría a su padre para que no lo matara por ensuciar su ropa como un niño de 5 años. El recuerdo de cómo compraba aquella bebida y la llevaba en su mano corriendo para dársela a De Luque cuando tropezó y algunas gotas de café cayeron sobre él manchando su camisa, daba vueltas en su cabeza, no había de otra que solo pedir disculpas y pedir a Diosito que lo acompañara.

Tenía 22 años y vivía con su padre, siempre fue el único hijo de la familia por lo que solo le pedían que estudiara, tuviera salud y sea feliz, por ello siempre tenía una sonrisa en el rostro.

Agradecía inmensamente el apoyo de su padre por acompañarlo en su camino a ser un gran actor, pero a cambio tenía que por lo menos aparentar que era muy responsable y maduro frente a él y a los demás.

—...Lo siento señor... —Lamentó Osvaldo al borde que saliera una lagrimita.

La expresión en el mayor no cambiaba, Roier sabía que dormiría en la calle esa noche.

—Roier. —Llamó.

—Dime pa. —Levantó la cabeza de inmediato.

—¿Te hiciste daño al caer?

<<¿Si? ¿No? ¿Cuál era la respuesta correcta? Diosito...>>

—No...

De inmediato el rostro de Foolish se suavizó y tomó de la oreja al de lentes para luego juntarlo en un abrazo junto a su hijo.