J U E V E S

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El rubio llegó como todos los días de esta última semana, es decir, temprano. Caminó por los pasillos con calma, saludando -como hace a diario- a toda persona que se le cruzara por el camino.

Hoy no estaba tan feliz como solía estarlo, porque estos días ha tenido sentimientos que nunca antes había sentido, ni siquiera por Peggy.

Se sentó sobre una banca en el patio mientras sacaba un libro para leer, pasando así los minutos para entrar a clases.

Sin dudarlo sacó un lápiz y comenzó a trazar líneas, dejándose llevar por la inspiración del momento, terminó haciendo un boceto muy claro de un rostro. Un rostro masculino.

Joder.

Cerró el libro con fuerzas, sintiendo sus mejillas rojas. Estuvo tan concentrado en ello que no había escuchado la campana, pero se dio cuenta que estaba a dos minutos de iniciar su clase.

Caminó rápido por el pasillo, apretando sus manos en el libro porque por algún motivo sentía que debía ser un secreto.

Sus padres no estaban de acuerdo con su pasión por el arte, y Peggy le había dicho que podía utilizarlo como hobbie. Él nunca estuvo de acuerdo con ninguno de los dos.

Tomó aire, intentando dejar de pensar.

Cuando iba a abrir la puerta del salón, una pequeña mano lo tomó del brazo y lo arrastró a un lado de los casilleros.

—Hola.

Steve sonrió de ver a Tony, sintiendo aún su mano sobre su brazo.

—Hola, Tony.

Saludó el rubio. El castaño soltó su brazo pero su sonrisa se mantuvo.

—¿Ibas a entrar a clases?

—Pues, sí.

—No lo hagas, es la última semana.

Steve se cruzó de brazos, mirando atento al castaño pero no se movió ni un centímetro.

—Okay.

Tony alzó las cejas con sorpresa, pero luego volvió a su postura normal. Seguro y derecho.

—Excelente entonces, iríamos al laboratorio pero están en clases. —Tony comenzó a caminar mientras hablaba. Steve lo siguió sin dudar, es más, estaba divertido con la situación. —Así que, saldremos del instituto.

Steve dejó de caminar cuando lo escuchó. El castaño lo notó así que se dio media vuelta para verlo.

—¿Hablas en serio?

Preguntó preocupado el rubio. Tony se encogió de hombros, sin encontrar el problema.

—Siempre hablo en serio, capitán. —Respondió natural, acercándose a Steve. —Nadie lo sabrá, en serio.

Tony estiró su mano hasta el rubio, quien dudoso la observó unos segundos.

—Vamos, Steve, se me cansa la mano. —Insistió Tony. —¿Confías en mi?

El rubio mordió un poco su labio inferior, dudoso pero adrenalico, así que tomó la mano entre la suya.

Tony sonrió satisfecho, y sostuvo la mano ajena mientras comenzaba a correr a la salida, con Steve detrás de él.

[...]

Paseaban por el centro de la ciudad mientras comían helado entre risas.

—No puedo creer que nunca hayas hecho algo así, no es nada grave.

—Lo sé. —Respondió Steve con una sonrisa. —Pero si mis padres se enteran...

Se sentaron bajo un árbol. Tony estaba como indio, con su mochila sobre sus piernas. Steve se apoyó contra el árbol, terminando su helado.

—¿Qué más da?, nuestros padres también fueron jóvenes alguna vez, no es como que hiciéramos algo ilegal.

Tony se encogió de hombros, concentrado en su helado. Steve lo miraba con tranquilidad.

—Mis padres se decepcionarían un montón...

Para no ponerse sentimental, volvió a sacar su libro y lápiz de la mochila, comenzando a trazar el paisaje que observaba frente a él. 

Tony lo miró atento, sentándose junto al rubio.

—No tienes que hacer o ser lo que tus padres quieran, Steve... —Murmuró bajito Tony, creando un ambiente seguro e íntimo. —Sólo tienes que ser tú, y hacer lo que quieras hacer con tu vida. Es tu vida, sólo tuya.

Steve hizo una mueca pero no dijo nada. Bucky le había dicho eso muchas veces, pero esta vez se sintieron más personales, así que prefirió el silencio.

—Eres muy bueno. —Dijo Tony luego, sonriendo al apoyarse en el árbol también. —Deberías explorar más tu lado artístico, definitivamente tienes talento, capitán.

En ese momento, Steve dejó de dibujar y miró a Anthony con atención.

Era la primera vez que alguien lo animaba a continuar haciendo lo que le gusta.

Una semana con Tony - [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora