Después de Mucha Espera

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No intercambiasteis una palabra más durante todo el resto del trayecto.

Detuvo el coche frente a tu casa. "Que descanses." Fue lo primero que dijo en... ¿horas, tal vez?

"Igualmente." Respondiste, no secamente, sino, con timidez, sí, se podría decir así.

Asintiendo una última vez, bajaste del vehículo, sacando de tu bolsillo las llaves.

Miraste hacia Vanessa, quien te observaba desde el automóvil, comprobando que nada más ocurriera.

Te rascaste la nuca. Vanessa tendría que conducir alrededor de una hora más, y ya era tarde. "¿Querrías... Pasar la noche?"

Arqueó una ceja, no de la mala manera.

"L-lo digo porque- porque conducir tanto... ¿No estás cansada?" Un desastre andante estabas hecha.

Sonrió levemente, con los ojos bien abiertos. "Sí, sí, por supuesto... Muchas gracias." Se bajó del coche, ambas entrando en casa.

A falta de sorpresa de nadie, le acogiste en la misma habitación que la de la noche en la que la conociste por primera vez, incluso le tendiste el mismo pijama de Space Invaders.

"Aunque, mejor no te cambies ahora. Ha sido un día largo, ¿por qué no te tomas una ducha mientras yo hago la cena? Tienes una toalla limpia en el escritorio." Inquiriste desde la puerta. Ella asintió.

Así fue. No te quedaba otra que preparar fideos instantáneos, y mira que te intentaste convencer de lo contrario. A ese ritmo estabas lejos de conquistarla. Añadiste una ensalada, por si las moscas.

No tardó mucho en ducharse, y tú menos en preparar la pobremente elaborada comida. Salió de el baño al mismo tiempo que tú habías finalizado el poner la mesa.

"La cena está lista, ven cuando quieras." Le comentaste desde el salón.

"De acuerdo," respondió antes de meterse en su habitación.

¿Su habitación? ¿Ya tenía su propia habitación en tu hogar?

Cruzó la puerta no mucho más tarde con prendas entre sus brazos. "¿Tienes algún lugar seguro donde guardar mi uniforme? ¿O mejor lo dejo en el coche?"

"Puedes utilizar el armario de la escalera." Poniéndote en pie, caminaste hasta la otra punta del salón. "¿Percha o cajón?"

"Cajón," contestó.

Obedeciste (igual que más tarde también harías). "Todo en orden."

Sonrió. "Muchas gracias."

Tardasteis poco en poneros a cenar. El silencio cada segundo tornándose más incómodo.

"¿Es buen momento para hablar ahora?" Cuestionaste.

Masticó sin devolverte la mirada los fideos estando todavía algo crudos, no le disgustó en lo absoluto. "Pregunta y yo responderé."

La respuesta te satisfació más de lo que esperabas, levantaste las cejas en acuerdo. "¿Por qué has dejado a los animatrónicos tirados en el bosque?"

Agachó la cabeza. "Si le damos lo que quiere, no nos molestará. Pero no tenemos lo que quiere, así que lo estoy intentando distraer."

Suspiraste pesadamente. "Vanessa, y esto lo digo muy en serio, dime qué pasa."

"¡No es fácil! ¿De acuerdo?" Pegó un puño contra la mesa. "Es un monstruo, y ya. No podemos dejar que se acerque."

No engañarías a nadie si negaras que te asustaste, y no por sus palabras. Indecisa como eras, te llevó unos momentos mover tu mano a su espalda en reafirmación.

Pero quien peor lo estaba pasando era ella. No quería ser violenta, claro que no quería, y menos serlo delante de ti, pero es difícil. Es muy difícil, y lo ha intentado, mucho, ha intentado ser mejor, y una de las razones te incluye a ti.

"L-lo siento. De verdad, lo siento, no volverá a ocurrir." Susurró tras unos segundos.

Mirando de cerca, tenía los ojos brillantes, ¿o tal vez eran gotas de su cabello todavía mojado?

Igual que a ella le era imposible contener su rabia, a ti te era imposible contener tu compasión por ella, especialmente después de todo lo que te había contado Mike. Nada de eso era su culpa, ella es una y, probablemente, la mayor víctima de su padre. Es por eso que la abrazaste.

No se resistió, en lo absoluto. Te lo devolvió, de hecho. Y definitivamente eran lágrimas lo que caían sobre tus hombros cubiertos por un pijama que más tarde ella misma arrebataría de tu piel.

Vanessa Shelly (¿Afton?) x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora