IV

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Un mes despuésSábado del otoño del 60

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Un mes después
Sábado del otoño del 60

«Una vez me dijeron: ‘tú no cambias, el mundo lo hace.’ y le pregunté a esa persona cómo sucedía eso. A lo que me respondió, ‘Tú solo te acoplas a el. El océano tampoco cambia, solo hace espacio para más islas, y los colores no dejan de brillar, por más significados que la humanidad les busqué.’» Khaotung abre los ojos y en ellos se reflejan las miles de hojas del árbol sobre cuyas ramas duerme. Viste un traje púrpura, persikais, y un anillo color oro. Juega a rotarlo mientras espera a que terminen las discusiones dentro del castillo. Adelia no se ha tomado bien su presencia en el castillo.

•••

—¡¿Compraste dos prostitutos?! ¡¿ESTÁS DEMENTE?! Y tras que todo, uno defectuoso. ¡No tiene pene! Bueno, hasta con pene no sé cómo te gustan, pero– — Adelia no deja de balbucear mientras que First baja por el pasillo a las puertas del castillo. Al voltear pone un freno a sus palabras y dice, —Madre, esto no se trata sobre si lo entiendes o no, es que me gusta. Me gusta y quiero casarme. Solo eso.

—First, yo creo que estás delirando. Él no es Helena. Lo sabes, ¿no? Nada de lo que hagas lo transformará en tu vieja esposa.

—No busco eso, madre. Busco continuar con mi vida. Iré a festejar mis últimos días como soltero y pondré un guardia a vigilarte. Ni se te ocurra tocarle un pelo o dejaré de ser considerado contigo.

First se va.

Adelia pone los ojos en blanco y suspira. —¿Y dónde está la sanguijuela de esa vez? — Ella le pregunta a los gemelos al voltear. Los gemelos visten túnicas blancas y diademas de oro. Son hombres de apariencias femeninas y maquillaje egipcio a pesar de tener la piel tan blanca como la nieve. Sus cabellos caen como alfombras sobre sus espaldas y terminan al comienzo de la cintura.

—Ella está con el prostituto, Reina. Nunca se despegan. — Ambos informan.

—Cómo sea. Preparen mi baño y que el agua esté caliente.

—Sí, señora. — Los gemelos voltean hacia las escaleras y las suben acompañados de su Reina - quién se queda atrás-.

•••

Lookjun toma asiento al lado de Khaotung y ambos ven marchar al rey First en caballo. Comenzando la famosa tradición de celebrar sus últimos días como hombre soltero. El rey se despide de ellos no con las manos sino con una sonrisa.
Ambos sonríen en su dirección hasta que el rey y su caballo son un punto en la distancia.

—No puedo creer que el rey me comprara. Ahora soy libre. — Lookjun mira abajo a sus manos. Y por primera vez en años, aprecia el sonrojo natural de sus dedos y las líneas curvas de sus palmas. —Pero no sé qué hacer con mi libertad.

Khaotung toma asiento calentando el hombro de Lookjun. Él también estudia las manos de la fémina y acaricia las curvas en sus palmas.

—Puedes seguir tu sueño. — Susurra. —Viajar por el mundo, conseguir un esposo, hacer tu familia. Vivir, — Ambos se miran. —En una casa con un campo de colza.

✔|Puer Delicatus| FirstKhaotungWhere stories live. Discover now