El proyecto Draco Malfoy (Dramione)

Reencuentro

—Esto es extraño.

Hermione sonrió al oír las palabras de Harry, porque ella pensaba exactamente lo mismo. Los tres habían abandonado el Gran Salón y paseaban por la galería en silencio, rememorando aquellos tiempos en donde caminaban lado a lado todos los días. El trío dorado, tres chicos que no tenían nada en común y aun así encajaban de maravilla.

—Ni que lo digas —concordó Hermione.

El silencio volvió a instalarse entre los tres.

Habían hablado de todo lo que podían, intercambiando anécdotas de los últimos dos años y del estado actual de sus vidas, aunque era una conversación enfocada en Harry debido a que Ron y Hermione no habían perdido contacto.

—Siento que nunca nos separamos —prosiguió Harry—, como si los hubiera visto ayer. —Soltó una risa avergonzada, aunque no perdió el cansancio que su voz mantuvo durante toda la conversación—. Lo siento, ya sé que eso se oye...

—Me siento igual, amigo —interrumpió Ron.

—Sí, pienso lo mismo —añadió Hermione.

Harry asintió, aliviado. Tras una breve vacilación, preguntó:

—¿Cómo está Ginny?

—Uhm... Bien. Está en Escocia, con el equipo.

Las cejas de Harry se alzaron con un gesto claramente impresionado.

—¿De verdad?

—Bueno, solo son partidos menores...

Hermione golpeó la palma contra el hombro de Ron a modo de reproche.

—Ronald, no quites mérito a tu hermana. ¡No es poca cosa asistir a un partido en Escocia siendo tan joven!

—¡No le quito mérito! ¡Ya sé que es impresionante! Solo digo... De momento solo calienta la banca —agregó Ron con las mejillas rojas—, pero seguro que no tardará en ser capitana.

—Vaya. Supongo que le está yendo muy bien.

Hermione intercambió una mirada angustiada con Ron, preguntándose si debería decir algo. Aunque adoraba a Ginny, la chica no era su hermana, y aunque conservaba recuerdos preciados de Harry, llevaba dos años sin ver al hombre. Este debió percatarse de la comunicación silenciosa entre ambos, porque de inmediato se apresuró a agregar:

—Y a ustedes también, por lo que veo. Me alegra que sigan juntos.

—¡Oh! ¡Oh, no, no!

Ambos se echaron a reír, para desconcierto de Harry.

—No estamos juntos —corrigió Ron.

—Pero... oí a Lavender decir...

—Estamos fingiendo —Hermione encogió los hombros—. Nos pareció más sencillo. De lo contrario, nos harían muchas preguntas y nadie creería que seguimos siendo amigos a pesar de todo.

—Ya veo. —Pese a sus palabras, Harry lucía dubitativo.

Hermione puso los ojos en blanco.

—¿Ves a lo que me refiero?

—Supongo que solo a ustedes podía ocurrírseles un plan tan eficaz y ridículo al mismo tiempo.

—Nos faltabas tú para aportar lo imprudente —señaló Ron.

Harry soltó una carcajada; de inmediato, los otros dos se le unieron y el coro de sus risas se deslizó por los pasillos de piedra antigua. El eco permaneció unos segundos cuando se tranquilizaron, reminiscencias de un pasado donde las risas eran más frecuentes y era habitual oírlas juntas. Allí permanecían, de cierta forma, grabadas en las paredes de Hogwarts para toda la eternidad.