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ADVERTENCIA: capítulo con escena sexual junto con lenguaje (algo) soez, disfrutad 😏
Se establecieron en una de las propiedades que los Cullen tenían dispersas por toda Escocia. Una pequeña cabaña de una habitación tan oculta entre los frondosos árboles de hoja perenne que Matt sólo la vio cuando aparcaron justo enfrente.
Alice se marchó nada más llegar para comprar algunos víveres y Matt llamó a su hermana para asegurarse de que estaba bien. Sam estaba a salvo en una casa a varios kilómetros de allí, lo suficientemente lejos para que el misterioso vampiro tuviera que elegir entre uno y otro pero lo suficientemente cerca para poder estar allí en menos de una hora. A velocidad vampírica, claro.
Matt se sentó con un suspiro en el sofá, el silencio roto sólo por el crepitar del fuego que había en la chimenea justo delante de él y que daba al espacio una tenue luminosidad hogareña.
Cerró los ojos dejando caer la cabeza hacia atrás, ¿cómo había cambiado tanto su vida en cuestión de horas? Apenas tenía una maleta con ropa prestada por los Cullen, no habían conseguido salvar casi nada del incendio y lo que lo había hecho eran cosas inútiles. Al menos el trabajo le había dado un par de semanas de descanso por lo que había ocurrido al igual que a Samantha.
Sintió cómo el hueco a su lado se hundía bajo el peso de su ocupante.
-¿Estás preocupado? –la voz de Emmett rompió el silencio.
-Cansado más bien. –respondió sin abrir los ojos.
-¿Quieres dormir?
Matt abrió los ojos y giró la cabeza para encontrar unos ojos dorados que lo miraban con preocupación. Esbozó una mueca que apenas llegaba a ser la sombra de una sonrisa.
-No es ese cansancio. –explicó con suavidad.
Emmett apoyó la mano sobre su pierna, había hierro en su mirada cuando volvió a hablar.
-Lo encontraremos. Y dejará de ser un problema en cuestión de minutos.
Se dejó llevar por esa seguridad, llenando su pecho con una cálida calma y asintió ante esos ojos dorados antes de inclinarse para cubrir la boca del vampiro con la suya. No se había dado cuenta de cómo necesitaba su contacto hasta que sus lenguas se encontraron y una llamarada de deseo se encendió en su vientre.
-Matt...-su nombre salió de entre los labios del otro hombre en apenas un jadeo mientras la cálida mano del humano se colaba por debajo de su camiseta. Podía notar la frialdad de sus músculos bajo la palma.
-¿Es igual? –murmuró tan cerca de su boca que sus labios se rozaron al hablar. -¿El sexo con humanos que con vampiros?
Emmett abrió los ojos para encontrar los orbes marrones que tanto amaba, que tanto deseaba. Mierda, no podría contenerse si lo miraba así.
