11- Los gigantes también tiemblan

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La jefa se encuentra en su oficina. Camina de un lado y del otro de su escritorio. No puede parar de pensar.

"Los gigantes también tiemblan."

"Los cabos sueltos no traen más que dolores de cabeza."

"Es importante siempre eliminarlos de raíz."

"Pero cuidado."

"El bienestar del chico es lo más importante."

"Yo no soy élÉl nunca va a ser yo."

Se vendrían días difíciles, de eso no había duda. Marco se preguntaba cuál sería el grado de responsabilidad que le caería en el futuro mediato y si estaba preparado para ello. Se dijo a sí mismo que sí, aunque no del todo convencido, ni estando seguro de cómo aquellos pensamientos habían logrado filtrarse en su cabeza en primer lugar ¿Estaba despierto o dormido? De pronto se vio forzado a abrir los ojos, víctima de la intensa filtración de luz solar que estaba llegando ya casi a niveles insoportables. Se había olvidado de bajar las persianas la noche anterior. Reunió todas las fuerzas que pudo para levantarse y abandonó la cama tras un ligero lamento interno. No sabía qué hora era y, siendo sincero consigo mismo, prefería no enterarse de cuan poco había dormido.

No fue sino hasta que se sentó en su mesita del cuarto con un café en mano que agarro el teléfono y notó que tenía varios mensajes de la jefa en los cuáles esta le indicaba que lo estaba esperando en una de las mesas del patio del restó-bar Central. "Raro." Pensó. Aquel era su día de franco. Si la jefa lo necesitaba debía ser por algo urgente. Probablemente algo relacionado con los eventos de la noche anterior.

Otra vez había tenido sueños confusos.

También tenía un mensaje de Melina.

-¿Desayunamos juntos?-

Le había llegado dos horas atrás.

Empezó a escribir una respuesta.

-Perdón amor. Me quedé re dormido. Recién lo veo. Me tengo que juntar con la jefa en el Central. Debe ser algo importante.-

Lo envió.

Después se cambió y salió de su habitación en dirección al Richard.

Sonrió al sentir el sol en la cara al tiempo en que cruzaba el corredor principal a la altura de la gran fuente que coronaba el "Sector B". Pronto llegó junto a la jefa que estaba ubicada en la última mesa del mismo.

Era la primera vez que la veía usando anteojos de sol.

― ¿Dormiste bien? ―le preguntó ella una vez que este hubiera ocupado el único otro asiento libre de la mesa.

―No exactamente. ¿Vos?

Ella negó con la cabeza. Luego lo miró con calma antes de decirle:

―Ni una sola palabra a nadie de lo de ayer, eh.

Marco tragó saliva.

―No, obvio ¿A quién le voy a decir?

La jefa lo miró fijamente por un instante.

―No sé. Solamente no lo hagas.

―Okey, pero decime, ¿Qué van a hacer con él?

―Nada. ―dijo ella apoyándose en el respaldo de su asiento al tiempo en que soltaba un suspiro. ― ¿Qué le vamos a hacer? El señor Way ya lo entregó a las autoridades competentes.

El Hotel Grand WayWhere stories live. Discover now