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OLIVIA'S POV

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Miércoles, mitad de semana y yo ya me sentía como si un tractor me hubiera aplastado.

Estaba frente al mostrador de la tienda, cobrando unas cosas que una señora había venido a comprar.

Estaba teniendo un poco más de práctica, cobraba más rápido los productos y los registraba en la caja, cada vez lo hacía ver más fácil, al inicio si se me dificultó un poco, pero con el tiempo ya sabía un poco más.

Era la eminencia de las cajas registradoras.

Era un poco cansado el trabajar, tenía que estar horas parada de tras de la caja o sentada en un banco, todo chiquito e incómodo que hacía de me doliera el trasero y aunque tratara de poner la mejor cara hacia los clientes había unos que eran muy maleducados.

Y ni hablar de las señoras que venían a reclamar por cualquier cosa, me sentía mal cuando llegaban gritándome como si nada, por suerte Félix era el que se encargaba de ellas. Nunca dejaba que yo me encargara de ese tipo de cosas y la verdad era que se lo agradecía.

Empezaba a valorar todo el esfuerzo que tenían que hacer las personas para ganar, aunque sea un poco de dinero. Trabajar era una chinga completa.

Y eso que yo no estaba teniendo el trabajo pesado, ese era de Félix, acomodar cajas, productos, cargar las pesadas cajas con la mercancía, acomodar en inventario, solo veía al pobre donde andaba de arriba y abajo.

Muchas veces insistí en ayudarle, pero él me ordenaba que me quedara en la caja, él se encargaría de todo esto.

A lo que me había contado era que desde los 11 años le gustaba venir a trabajar aquí, todos los veranos aquí se los pasaba, en compañía de su tía, a lo que supuse que ya tenía mucha experiencia y sabía como acomodar las cosas.

Y con respecto a Félix, él y yo cada vez nos sentíamos más en confianza, cada vez nos volvíamos más amigos y una amistad entre nosotros se iba formando.

Me di cuenta de que Félix era un buen chico, que detrás de ese porte de malo que te va a golpear si lo mirabas, era bastante tranquilo y amante de los animales.

Lo había juzgado bastante mal, aunque a veces si se comportaba un tanto apático o con actitud jocosa, la mayoría de las veces era muy buena persona.

Y yo me iba a encargar de que aquí saliera una amistad, no quería dejar de hablarle.

Gente no había llegado, estaba todo desértico, el día estaba por acabarse, Félix tenía una silla al lado del mostrador, en la cual descasaba al lado mío.

Siempre para estas horas del día, Félix ya había acabado con él acomode de las cajas y limpieza de estantes, ya solo nos encargábamos de atender a la gente que fuera llegando y los veíamos por las cámaras.

Así que eran dos horas completas de chisme con Félix, con interrupciones pausadas cuando llegaba algún cliente y había que atender.

Así es, sorprendentemente, las conversaciones con Félix eran más entretenidas de lo normal, a veces hablábamos de experiencias de nosotros mismos o de cosas que hablaban o pasaban en la escuela.

—¿Entonces por eso entraste tarde a la escuela? — Pregunté, emocionada al tema que me estaba contando, mientras comía unos Cheetos que me había comprado de aquí mismo.

—Sí, era bastante tímido y mi mamá tenía miedo de cómo fuera a socializar con los demás niños. — comento, estaba sentado en su silla, con sus largas piernas extendidas.

Amor imposible [Pt.2 Atracción Imposible]Where stories live. Discover now