Jujutsu Kaisen -o͟n͟e͟ s͟h͟o͟t͟s͟ (+18)

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Honestamente, GOJO se iría en medio de una pelea con una maldición si recibe un mensaje tuyo de "Te extraño", ¡solo diciendo!

Se está preparando para activar la expansión de su dominio para eliminar una maldición de grado especial cuando suena su teléfono, y cuando lo revisa, sabiendo que eres tú quien le envía mensajes porque tiene a todos los demás en No molestar, ve tu mensaje.

Instantáneamente deja de activar su dominio, se vuelve a poner la venda en los ojos y dice: "Me tengo que ir, podemos retomar esto más tarde", y se va justo en medio de la batalla.

Y cuando los mayores le gritan por no matar inmediatamente la maldición de grado especial, él simplemente los mira y dice: “Lo siento, pero ¿has visto a mi novia? ¿Y qué hermosa es ella? Si ella quiere que vaya, será mejor que creas que dejaré cualquier cosa para ir a verla”.
Shoko pronuncia suavemente, su mano descansando en la parte interna de tu muslo mientras sigues apretando su correa. Ella presiona suavemente su pulgar en tu carne, frotando círculos suaves mientras dejas escapar suaves gemidos, echando tu cabeza hacia atrás con felicidad. No tienes idea de cuánto tiempo llevas montándola, al menos una hora, y cada segundo que pasa te hace más desesperado por tener un orgasmo.

Shoko inhala casualmente el humo de su cigarrillo, sus ojos brillan con oscura lujuria mientras observa tu cuerpo moverse cada vez que la correa roza tus puntos dulces. Ella exhala el humo de sus pulmones con un largo suspiro, su mano viaja desde su muslo hasta su cintura y las yemas de sus dedos acarician suavemente su suave piel. Cambias ligeramente tu movimiento, de rechinar a rebotes rápidos, cada movimiento tuyo lleno de patéticos intentos de calmar tu cuerpo necesitado. Su mano se mueve lentamente desde tu cintura hasta tu barriga y usa el dorso para rozar tu suave carne.

Ella lo desliza burlonamente hacia arriba y hacia abajo, moviéndose agonizantemente lento hacia la parte inferior de tu barriga y quemando el clítoris y hacia arriba de nuevo, sin darte el placer que tanto deseas. Te duelen los muslos, te duelen y cada vez es más difícil moverlos. Echas a perder algunos de tus rebotes, el cuerpo se contrae y tiembla en algunos lugares, con fuerza en las caderas y las piernas. Shoko te mira divertida antes de deslizar su pulgar en su boca, manteniendo contacto visual contigo todo el tiempo.

Tus ojos se iluminan de emoción mientras comienzas a rebotar de nuevo con más esfuerzo, sintiendo un ligero alivio al finalmente correrte. Dejas escapar algunos gemidos y gemidos más suaves, miras llena de anticipación y Shoko casi se siente mal. Casi. ¡Lenta y sensualmente desliza el pulgar fuera de su boca con un pequeño pop! sonido y lo acerca a donde más lo necesitabas. Tus ojos se iluminan aún más cuando dejas escapar gemidos más fuertes, rebotando sin pensar en su correa cada vez más rápido.

"No hay necesidad de ser tan ruidoso, ni siquiera te voy a tocar todavía, maldita sea." Ella se ríe perezosamente mientras su dedo mojado apenas roza tu clítoris, haciéndote jadear en respuesta.

Para tu desgracia, ella continúa moviendo su mano hacia arriba, tomando delicadamente una de tus tetas y rozando experimentalmente tu pezón con su pulgar. Dejaste escapar un gemido lastimero y tus ojos se entrecerraron en una mezcla de desesperación e irritación. Shoko toma eso como una razón más para jugar más contigo, su pulgar hace círculos sobre tu sensible pezón y te hace arquear la espalda mientras el movimiento de tus caderas se arruina por completo.

Apenas sigues apretando la correa, las caderas se contraen mientras tu espalda se arquea más, una cadena de gemidos rotos escapa de tus pulmones. Tus manos caen sobre sus hombros, las uñas se clavan ligeramente en su piel mientras tus caderas siguen rodando hacia adentro y hacia afuera, la correa presiona y estimula implacablemente todos tus puntos dulces. Te inclinas más cerca de la cara de Shoko mientras su mano permanece en tu seno, dos de sus dedos ahora frotan suavemente tu duro pezón en el medio. Besas desordenadamente su mejilla y mandíbula; dejando besos con la boca abierta, húmedos y entrecortados por toda su piel.