En la mira [Soap x Tu] (#2)

Capítulo 31

•🧿•

Voy a matarlos.

—¡Soap, un grupo de enemigos se dirige hacía ustedes!

Levanto el fusil para cargarlo mientras me acerco a mis compañeros. Ghost se encuentra cargando a Maikol y Alya parece darse cuenta del cadáver de mi madre. Veo como intenta hablar pero le hago una seña para que no lo haga. No necesito su consuelo, no ahora.

—Se acercan enemigos. —mi voz sale ronca—. Lleva a Maikol con los paramédicos, yo los cubro.

No espero respuesta de ninguno mientras empiezo a correr detrás del dron que se mueve para guiarme. Unos metros más tarde, logro ver el montón de hombres enemigos que avanzan esquivando los escombros.

—Ya le avisé a todos los soldados, se están preparando para ir a tu posición. —me explica pero mi mente no parece procesar muy bien sus palabras—. Cubrete y esperalos.

No.

No hoy.

Apago el intercomunicador y tomo una de las granadas de mi cinturón. Respiro con fuerza mientras camino hacia lo que se puede considerar mi futura muerte, lo que ocasiona que piense en (T/n)______, en el altar y lo bien que me sentí estando en sus brazos. Por desgracia, nada de eso importa ahora; la ira y la sed de venganza es lo único que surca mi mente.

Le quito el seguro a la granada al ver la alta figura de Diablo liderando al gran número de enemigos. Me escabullo rápidamente detrás de unos muros derrumbados solo para poder lanzarla segundos antes de que detone.

La explosión los toma desprevenidos pero por desgracia no detona tan cerca del líder como me hubiera gustado. El humo y la tierra se levantan por todas partes pero eso no me detiene en el momento en que empiezo a disparar desde mi pequeño escondite. Al principio nadie me ve y logro abatir a varios soldados. La realidad es que no los quiero a ellos, quiero a su líder.

Las balas enemigas empiezan a caer a mi dirección, lo que me obliga a resguardarme. En un corto momento puedo ver el cielo, y logro presenciar como el dron de (T/n)_______ parece estar buscándome pero es destruido por unos cuantos disparos. Sonrío pese a todo este infierno porque puedo imaginarla maldiciendo desde aquí.

Tomo de nuevo una respiración antes de salir de mi escondite para empezar a disparar. Me muevo con velocidad y logro dispararles en la cabeza a unos cuantos imbéciles. Me resguardo cuando una bala raspa mi brazo derecho y maldigo cuando la sangre empieza a brotar.

De repente, otra explosión hace estremecer el suelo y agradezco un poco cuando un grupo grande de soldados aliados se acercan a mi posición. La mayoría parecen ser soldados mexicanos pero no les presto mucha atención pues Alejandro corre hasta mi escondite y choca conmigo al agacharse a mi lado. Lo miro extrañado y me doy cuenta que los demás también están detrás de protecciones mientras disparan y esquivan las balas.