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Era un nuevo día, lunes por la mañana, cuando la alarma en el celular del castaño lo despertó, soltándose lentamente de su agarre para poder sentarse y estirarse

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Era un nuevo día, lunes por la mañana, cuando la alarma en el celular del castaño lo despertó, soltándose lentamente de su agarre para poder sentarse y estirarse. Viendo la hora, tenían unos 30 minutos para desayunar algo y cambiarse.

Zhan se volteó en dirección al alfa dormido que fruncía levemente el ceño y tanteaba su mano en busca del pelinegro, envolviéndolo alrededor de su cintura y sonriendo suavemente al sentir el calor en su brazo. El mayor soltó una pequeña risa ante la adorable vista.

—BoBo~, es momento de despertar, tenemos que asistir a clases— comenzó a moverlo, primero suave y luego un tanto más fuerte, frunciendo sus cejas mientras el menor se negaba a abrir los ojos.

—Cinco minutos más— se quejó acercándose más para descansar su cabeza en el regazo del mayor, quien suspiró.

—Nada de eso, los dos sabemos que los cinco minutos más nunca son cinco minutos realmente— le reprendió y Yibo terminó rindiéndose.

Se sentó en el colchón, mirándolo con un ojo medio abierto y el otro cerrado mientras su cabello era un desastre, aunque no tenía mucho que decir, él igualmente lucía terrible. Cosas que pasan cuando tienes una pelea de cosquillas a la una de la mañana antes de ir a dormir.

—No quiero ir a clases, quiero quedarme aquí contigo— se quejó con un tono infantil y un pequeño mohín, Zhan arrulló y besó su mejilla.

Ayer había sido un lindo día, tras haber hablado con los padres de Yibo y que estos comprendieran parte de la situación, le permitieron quedarse el tiempo que necesitase, cosa que el pelinegro agradecía, el tiempo al lado del alfa había sido agradable.

Habían comenzado a ver una serie llamada 2gether e incluso se pusieron a hornear galletas a la noche, comiéndolas todas mientras disfrutaban de estar acurrucados en el sofá viendo una película aleatoria que se reproducía en la pantalla.

»—Quiero abrazos y besos— se quejó.

El castaño andaba más cariñoso que nunca y Xiao pensaba que se debía a que, tal vez, entendía que esto es lo que más necesitaba ahora, ser bañado por besos y abrazos para calmar a su corazón tras todas las emociones vividas hasta ahora.

—Aunque la idea de una mañana de abrazos es tentadora, debemos asistir a clase, así que levantate— le ordenó mientras se liberaba de su agarre y se ponía de pie.

Un suave escalofrío recorrió su piel cuando sus pies descalzos hicieron contacto en el frío suelo, poniéndose rápidamente las pantuflas de león del menor que estaban contra la pared.

Se encaminó hasta la silla del escritorio, donde se encontraban dos mochilas, una amarilla que contenía algunas de sus prendas y otra blanca con sus materiales de la escuela.

El día anterior se atrevió a ir a su casa, esperando a que fuese la hora en donde su madre se iba a trabajar, suspirando aliviando cuando, al abrir la puerta con su llave de repuesto y entrar, no vio a nadie dentro, solo un gran silencio recibiéndolo. Se apresuró rápidamente a su cuarto, tomando dos mochilas donde en una metió su uniforme y ropa y en la otra sus útiles.

𝐏𝐚𝐬𝐭𝐞𝐥 𝐁𝐨𝐲|| 𝚈𝚒𝚉𝚑𝚊𝚗Where stories live. Discover now