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Cabe mencionar que Spreen estaba en 4° año de la carrera y Auron entró porque era amigo del director y pues pagaban bien :^
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𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼 𝔂 𝓷𝓾𝓮𝓿𝓸 𝓬𝓸𝓶𝓲𝓮𝓷𝔃𝓸
Mirarte ahora solo me hace tener un revuelo en el estómago, tengo miedo, alegría, nerviosismo, me recuerda a la primera que te conocí, fue un frio invierno cuando de un momento a otro uno de nuestros profesores de la universidad se tuvo que operar por un problema de los pulmones, era bastante fumador por lo que a ninguno nos sorprendió, tu fuistes su sustituto, el primer día te mostrastes firme, sabías imponer incluso si eras un omega bastante bajito, te presentastes como Auron, eras un par de años mayor que yo pero eso no me importó, eras psicólogo y juez por lo que a mi ver era memorable, tu simple presencia me hizo sentir un escalofrío único y no se porqué cuando terminó la clase me acerque a hablar contigo, me sonreistes y si bien la charla no fue muy larga fue suficiente para enamorarme, a partir de ahí su asignatura se convirtió en mi favorita y si algo le pasaba ahi estaba yo para ayudarle, siempre me distes esa seguridad que me faltaba, pero nunca pensé acabar en esta situación con usted, en este momento estoy tomando tu mano, esta vez te tengo que apoyar yo aunque inevitablemente estoy llorando.
Tus manos están tan cálidas, es normal lo que estás haciendo no es fácil, pones tu vida en riesgo incluso, pero aquí estamos ahora tras todas las citas, risas, cumplidos, momentos... tengo miedo de perderte, nunca me imaginé diciendo esto... pero simplemente no sería capaz de vivir sin ti, no de nuevo, no podría vivir sin tus chistes mañaneros, tu cara de asco cuando el café se te quedaba frío, las noches de pelis estado acurrucado, tus manos ahora acarician mis mejillas, limpiando mis lágrimas, supongo que me has visto llorar, no es la primera vez que me ves así pero se siente como la primera, es algo que solo tu logras.
De repente todo a mi alrededor queda absoleto, el tiempo se para, el ruido que había antes es como un ligero pitido en mis orejas y el alma se me congela cuando veo como finalmente nuestro hijo ha nacido y ahora está en los brazos de la enfermera, me acerco instintivamente pero me detiene.
— El primero quien va a cargar esta criatura es quien lo ha parido.
Instintivamente lo entiendo, te mereces tenerle ahora contigo, has sido tú quien has cargado con él todo este tiempo, me pongo a tu lado y la enfermera deja al pequeño Jay en tus brazos, me acuerdo que nos comimos la cabeza buscando el nombre perfecto, pero finalmente te decantastes por este, cuyo significado es victoria, "es nuestra victoria" fue lo que dijistes, me tomo el tiempo de miraros os veis tan tranquilos juntos, se te nota tan cansado a su vez.
— Que cabron 9 meses para que no se parezca a mi— dice con un tono calmado para después soltar una pequeña risa cansada.
Es verdad, Jay tiene mi pelo negro y unas orejitas de oso, de cierta forma me siento feliz y Auron también parece estarlo.
— Aún no sabemos si tiene tus ojos...
—Es verdad... venga, es hora de que tu lo tengas en brazos, eres su otro padre después de todo.
Spreen sin estar muy seguro tendió sus brazos y agarró con sumo cuidado a Jay casi como si de una pieza de porcelana extremadamente cara se tratase, el pequeño abrió levemente sus ojos, eran igual a los de su amado uno color miel y otro color canela, esos que le enamoraron, esos que le veían a través del alma, sus pensamientos quedaron interrumpidos cuando el llanto del pequeño inundó la sala, haciendo entrar en pánico a Spreen.
Auron tendió sus brazos y Spreen sin decir nada le entregó a Jay, quien instantáneamente se calmó, puede que ese niño si se pareciera a él, sin duda haría cualquier cosa para estar en los brazos de su esposo el mayor tiempo posible, ahora se cuestionaba si en un futuro tendría que pelear con su hijo por la atención del mayor, una cosa tenía claro no se lo iba a dejar fácil.
— Señor Play le recomiendo que descanse, le daremos el alta cuando esté lo suficientemente recuperado.
— Está bien, gracias.
La enfermera asiente y decide retirarse para darle unos momentos a la pareja con el recién nacido.
— Tiene tus ojos.
— Me alegra que tenga algo mío, bueno aún si no lo tuviera lo hubiese querido igual.
El silencio tranquilo reinó en aquella habitación, el pelinegro seguía anonadado con la situación, al ver que no había nadie soltó algunas feromonas para relajar lo mayor posible a su pareja.
— Deberías descansar, estas demasiado cansado.
— Pueda que tengas razón, pero me gustaría estar más tiempo con él.
— Tienes toda su vida por delante, ahora duerme un rato, yo me ocuparé de Jay.
— ¿Seguro?
— Sí
El de ojos bicolor suspiró y le dió con cuidado a Jay, lentamente cerró los ojos y no tardó mucho en caer en los brazos de morfeo, su expresión tranquila era todo lo que Spreen necesitaba y lo había obtenido.
— Más te vale no llorar... nuestro Jay— al igual que con su esposo ya había quedado rendido ante aquel nuevo ser que se había ganado ya un lugar en su corazón.
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