Capítulo 26

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—Aunque sea feo decirlo, me alegré cuando cortaste con Yunjin.

Felix usaba una alita de pollo rebozada para señalar a Changbin. No llegó a tocarle el pecho, pero la cercanía fue suficiente para asustarle. No era un chico presumido, pero le gustaba vestir bien y una mancha de aceite habría sido fatídica. Aun así, no eran motivos para alejarse de su amigo ni un centímetro.

—Es cierto que por su culpa ya no quedábamos tanto, era muy apegada y le gustaba que salieramos cada finde —hablaba entre mordiscos y con patatas fritas asomando.

—¡No sabes lo mal que lo pasé!

Felix fingía llanto mientras se quejaba sentado en el sofá, rememorando viejos tiempos con Changbin.

—Tú no sabes lo que hacía para no aburrirme. Las ralladas mentales que me daban me hicieron darme cuenta de que siempre estábamos juntos, ¿y ahora qué? ¡Ahora nada! Estaba solísimo, desolado, desamparado... 

Mordió la alita de pollo en diminutos mordiscos, rápidos y horizontales, para llevarse toda la carne antes de seguir.

—Empecé a quedar más con Mina y, como le gustan las fotos, nos pasábamos el día posando...

—Al menos, echarme novia sirvió como efecto dominó y has acabado siendo un modelo de alta costura. Un plan sin fisuras.

Changbin le miró de reojo con complicidad tácita y burla.

—Claro, claro. —Felix arrugó la nariz, molesto.

—Pero vamos a ver, llevo queriendo besarte desde el instituto, ¿tú piensas que a mi me iba a servir de algo el bachillerato? ¿Y de artes? No voy a pisar una universidad en mi vida, no me gusta estudiar, fui por ti. Tonto del culo.

Le dio un capón suave con el nudillo a Felix.

—Pero —tartamudeó—, Yunjin...

—No pienso decir que fue un parche, porque no fue así, pero sí que es cierto que no sentí que me correspondieras y acabé con ella. Siempre eres tan cariñoso con todo el mundo que pensé que yo no era diferente al resto.

Confesó emociones ocultas durante años como si no fueran la gran cosa, mientras mojaba el trozo de pollo en salsa de miel y mostaza.

—Changbin... Nunca dejé de pensar en ti. 

El más joven acabó con esa pieza y dejó los huesos en la bandeja. Subió las rodillas al sofá y las abrazó con vergüenza.

—En el hospital estaba enfadado conmigo mismo, no paraba de pensar que había perdido la oportunidad de decirte lo que sentía y de pasar esas primeras veces contigo, todo porque creía que eras hetero. Joder, Binnie, eres un gymbro de manual.

—Espera, quieres decir que...

Rápidamente quiso tranquilizarlo.

—No, no, me dijeron que solo me golpearon, no pasó nada más, pero me dio rabia igual. Me sentí estúpido cuando me di cuenta de que, después de algo así, lo primero en lo que pensé fue en ti. Soy imbécil.

—Pero, Felix...

—Cuando desperté en la cama, tenía miedo y no entendía nada, solo quería que llegaras rápido. Me sentía tan frágil, tan vulnerable, que sabía que si estaba contigo se arreglaría. 

Escondió la cara en las manos.

—Dios, no sé ni por qué te cuento esto. La psicóloga me hace pensar demasiado.

—¿Por eso empezaste a comportarte diferente? Estabas más... ¿Prudente? Pero a la vez cercano.

Changbin también acabó con la pieza de pollo y la dejó junto a los demás huesos.

My pace - MinsungWhere stories live. Discover now