Noah y Morgan eran un joven matrimonio que todo lo que anhelaban era tener un pequeño bebé al cual criar juntos. Aquel sueño siempre se veía frustrado ya que en ninguno de los orfanatos a los que visitaron les llamó la atención ningún niño.
Los dos...
Me quedé congelado por unos dos minutos, estaba procesando lo que acababa de pasar. Después de meditar por un momento mi rostro se empezó a tornar de un color carmesí, estaba totalmente avergonzado. Estos tipos me tratan como un completo crío. Y para ponerle la cereza al pastel no sé que me pasó, pero empecé a succionar el chupete. MIERDA NO PUDE EVITARLO.
Noah: Creo que alguien solo necesitaba su chupete. - Decía risueño el maldito ojidorado. Parecía que disfrutará de mi vergüenza.
Morgan: Ohh bebé~ ¿Ya estás más tranquilo?
El chupete realmente me había relajado. Solo pude asentir con la cabeza ya que las palabras no podían salir de mi boca por el intruso que había en esta. Morgan se acercó a mi y me tomo en brazos. Salimos de la habitación seguidos de Noah. Apenas me estoy dando cuenta que la casa de estos dos es bastante grande, hay muchas puertas, fácilmente podría perderme. Al llegar al primer piso nos dirigimos directamente hacia la cocina. La cocina era bastante linda y grande, tenía unos hermosos colores, los colores que más sobresalían eran el blanco y el baige. Había una persona que estaba picando algunas verduras, esa persona me miró y dibujo una sonrisa en su rostro, la cual yo no tarde en devolverla. Pensé que nos quedaríamos en la cocina, pero pasamos de largo por una puerta blanca que nos llevó hacía un lindo comedor, no era muy grande, era mediano, perfecto para una familia pequeña.
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Se veía bastante acogedor. Imaginé como sería estar sentado ahí, compartiendo una bella comida junto con mi padre y mi madre...riendo...ser una familia feliz y completa... OK, no tengo tiempo para imaginarme tonterías imposibles como esas. En estos momentos estoy secuestrado por un par de maniáticos los cuales me tratan como un nene de 2 años. Tengo que pensar en un plan para poder escapar de aquí, lo cual lo veo complicado ya que no conozco ni una cuarta parte de esta inmensa casa.
Estaba tan inmerso en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Morgan me sentó en una silla. Una silla bastante rara la verdad. Salí de mis pensamientos y miré bien a mi alrededor. Noah se sentó a mi derecha y Morgan a mi izquierda. Intenté levantarme de dónde Morgan me había sentado, pero no pude. Fijé bien mi vista en dónde estaba sentado y sinceramente no creía lo que veía. ESTABA SENTADO EN UNA MALDITA SILLA PARA BEBÉS.
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