Capítulo 127. Y llegó la noticia.

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Los días fueron pasando, y los ciclos de quimioterapia que le faltaban a Laila por pasar también. De hecho le faltaba realizar la última quimioterapia.

La joven estaba floja físicamente pero también moralmente, porque ni sabía nada de Alana, ni tampoco se habían puesto de nuevo en contacto con Laura para confirmar que querían su presencia en Francia, Italia o Nueva York. 

Las citas oncológicas las tuvo con el doctor Pardos, lo que hizo que los ánimos de Laila cayeran en picado. Albergaba la posibilidad de que finalmente la atendiera Alana, y así poder tantear cómo se encontraba la oncóloga y poder hablar con ella de cómo estaban las cosas entre ellas. Como posterior a las citas no supo nada más de Alana, prefirió dejar las cosas como estaban. No tenía el ánimo ni la fuerza suficiente para ser rechazada por la oncóloga.



Alana estaba en las mismas condiciones que Laila, pero ella sí se puso en contacto con el doctor Pardos para saber cómo iba Laila con el tratamiento. Le alegró saber que todo seguía marchando bien. La profesora estaba por curarse, y en ese sentido, Alana no podía estar más feliz. Sólo le pesaba no haber sido ella la que siguiera tratando a la joven, pero si así lo había decidido Laila, no le quedó otra  que resignarse y aceptarlo.

Con el paso de los días, Alana seguía arrepintiéndose por no haberse dejado llevar en su consulta con Laila. Todas las noches, cuando se acostaba en la cama, le venía a su mente la imagen de una preciosa Laila acercándose a ella para besarla, y el pensar en ello, la martirizaba. El hecho de no haber visto más fotos de Laila y Laura juntas, hizo que en ese sentido se relajara un poco. Prefería no verlas juntas aunque estuvieran saliendo. Ojos que no veían, corazón que no sentía. Así lo creyó la oncóloga. Y es que Laila se cuidó mucho de volver a ser fotografiada con su galerista en actitud cariñosa o que diera pie a algo que no era.



Laila estaba más nerviosa que de normal. El no saber nada de lo de exponer en el extranjero, la tenía sumamente alterada. Hasta llegó a replantearse si merecía la pena como artista o no. Estaba en un momento anímico demasiado bajo. Pero siempre estaba acompañada por Isabel, Matiz, doña Pilar o incluso por Laura. Ésta seguía esperando la más mínima oportunidad para dejarle claro a la joven lo que sentía por ella. Cada día que pasaba, sus sentimientos hacia la artista se hacían más fuertes. Pero Laila seguía en las mismas, no estaba por la labor de tener nada más con ella que lo que tenían profesionalmente. 

Hasta que llegó una tarde en la que Laila se encontraba completamente absorta en una pintura, cuando el timbre sonó enérgicamente. Matiz fue rápidamente hacia la puerta de la entrada, y cuando la joven la abrió y el gato vio aparecer a Laura, éste se dio media vuelta y se marchó. Laila sabía perfectamente que de haber sido Alana la que hubiera aparecido por la puerta, el gato no se hubiera marchado de esa forma. 

-Hola Laura, ¿Qué tal? - a Laila le sorprendió que la mujer se pasara por su casa sin avisar. Se imaginó que querría darle alguna noticia importante. Y no iba mal encaminada. 

-Laila, perdona que haya venido sin avisar…Pero…Lo hemos conseguido. Por fin me han llamado. Vas a exponer en Nueva York…

-¿Qué?¿En serio?- dijo la joven muy alterada por la noticia que le acaba de dar Laura. 

-Sí, sí, por fin llegó esa maldita llamada…

Laila estaba tan eufórica que fue ella la que se tiró a los brazos de Laura. Pensó que nunca iba a llegar esa llamada y ya se estaba desesperando. 

-Laila…Joder, todo se va poniendo en su sitio. Vas a exponer y encima te darán el alta antes en el hospital, tienes que estar loca de felicidad.

-Lo estoy, en realidad - Laila pensó que para estar feliz completamente tenía que tener a su lado a Alana, y no era el caso. Por mucho que le sonriera la vida en cuanto a lo profesional y en la salud, le faltaba la oncóloga para ser una mujer totalmente dichosa. 

Laura por fin rompió el abrazo con Laila.

-Bueno, aún tenemos que hablar de lo de Nueva York. Resulta que sí están muy interesados en que expongas en su galería, pero debían liberarla, han estado a tope de trabajo. Por eso se demoraron tanto en decirnos cosas.

-No pasa nada. Lo importante es que al final voy a exponer. Además, si me paro a pensar, es mejor que me pille diciendo adiós a mi enfermedad. Vaya, parece que todo se va poniendo en orden. No me lo puedo creer. Por cierto, ¿Será en la galería Ágora?

-En esa misma. Ya ves tú, una sevillana exponiendo en una de las mejores galerías de Nueva York…Es increíble todas las cosas que estás consiguiendo por tus propios méritos.

-Lo es…Gracias Laura. 

-Te vas a hacer rica, a parte de famosa a nivel internacional. 

-Bueno, a pesar de que mi cuenta bancaria está creciendo ya bastante, a mí el dinero no me importa, sé que ayuda, pero no me da la felicidad. Y ya te comenté que cederé parte de mis ganancias a alguna asociación contra el cáncer, y también para ayudar a personas sin recursos. Yo viviré con lo justo, para poder pintar y para poder salir por ahí de vez en cuando. Además, ya me encargo de pagarle a doña Pilar su alquiler y la compra que hace semanalmente. Le pagaría más cosas pero ella se niega, no quiero hacerla sentir mal con eso. 

-Eres una mujer espectacular, Laila…Tu corazón es inmenso. 

-Para nada, Laura, sólo que a veces es necesario pensar un poco en los demás y no siempre en una misma. Por cierto, ¿Te han dado fechas de cuándo voy a exponer?

-Sí, en dos o tres meses, Laila. Tengo una reunión con ellos en Madrid en quince días. Así que cuando vaya a Madrid, te confirmo. Te diría que vinieras, pero creo que coincidirá con la cita con tu oncólogo. Sabes, prefiero que te centres ahora mismo en curarte. Ya lo he hablado con ellos y están al corriente de lo de tu enfermedad. Aunque les encantaría conocerte en persona, saben lo que hay y quieren respetar tus tiempos.

-Estupendo, así me dará tiempo de terminar la obra completa. 

Laila invitó a Laura a tomar algo en su casa. Aún estuvieron una hora más charlando sobre la futura exposición y sobre otras cosas, y como la artista se encontraba en un buen momento con la galerista, no quiso sacar el tema de la fotografía del beso, pero sabía que tendría que buscar el momento para preguntarle a Laura si ella había tenido algo que ver con todo eso. 

Matices y colores (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora