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— ¿Sabes cómo usar una pistola? —Joshua me preguntó mientras apartaba las cortinas para mirar por la ventana.
— No.
— Obviamente puedes usar un cuchillo para salvar tu vida, ¿verdad?
— Supongo...
Abrió los muebles de la cocina, los que estaban abastecidos con frascos. Extendió la mano y sacó una pistola.
Un arma en una gran jarra de galletas vacía.
Lo miré horrorizado.
— ¿Qué? Guardo mis armas donde nadie pueda encontrarlas.
Me entregó un cuchillo de carnicero —: Toma esto y ve a mi habitación. Quédate escondido hasta que te diga lo contrario.
— Pero...
— Si no vengo por ti dentro de diez minutos, permanece escondido. —instruyó.
Sus expresiones me dijeron que esto era un asunto serio.
Quienquiera que estuviera fuera de la puerta podría ser peligroso.
Pensándolo bien, Joshua siempre había sido el rey de amenazar, matar y acosar a las personas.
¿Qué tan malo puede ser la persona que está afuera comparado con Joshua?
Rápidamente me metí en el dormitorio, cerré la puerta detrás de mí y me arrastré debajo de la cama, apretando el cuchillo en mi puño con fuerza. Mis manos estaban literalmente temblando.
No había sonido procedente del exterior y eso me estresó hasta el final.
¿Por qué Joshua no estaba hablando con alguien?
¿Ese intruso golpeó silenciosamente a Joshua en la cabeza y se lo llevó?
¿Qué pasa si Joshua está herido afuera y el intruso viene por mí?
¿Qué hago entonces?
¿Usar el cuchillo para matar a una persona?
En mi carrera como enfermero, ayudé a los médicos durante las cirugías y nunca me molestó ver la sangre...
¿Pero literalmente matar a alguien?
Me estremecí ante el pensamiento y esperé que Joshua no se hubiera metido en problemas.
La puerta del dormitorio se abrió un rato después.
Contuve la respiración por unos minutos y de repente una mano se envolvió alrededor de mi tobillo.
Grité tan fuerte que los pájaros abandonaron su nido.
— Relájate, soy yo... —Joshua dijo mientras me miraba.
