I can see you ; Jenna Ortega

070 | Real Life + Messages

New York, Estados Unidos
06 de septiembre de 2023
05:00 p.m.

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Cada acción tenía consecuencia y viajar a una de las ciudades más expuesta del mundo para las celebridades no parecía buena idea.

Hace seis horas estaba en la ciudad y el aeropuerto había sido un infierno, los paparazzis y fans que descubrieron que iba a viajar se tiraban sobre ella, quiso llamar un chófer pero para su sorpresa había alguien esperándola ya.

— ¡Liz! —se acercó a ella.

De su mejor ángulo, así en las portadas de las revistas o noticias salía bien.

— ¿Marcos? —simuló estar feliz y sorprendida aunque solo estaba sorprendida.

Se abrazaron, como si hubieran pasado meses de la última vez y alejarse el chico daba un beso casto en sus labios. Luego caminaron hasta la camioneta mientras los guardias de seguridad los protegían y la mano del chico en su parte baja de la espalda.

El mismo chófer guardó las maletas y acto seguido se metieron en la parte trasera del auto, primero fue Marcos y después Lizzie que se había atrasado para saludar a algunos fans, firmar discos y preguntar como sabían que ella estaba ahí.

Cuando estaban ya los dos sentados el chófer se puso en marcha, el modelo veía a la británica con una sonrisa y Liz miraba al frente, todavía un poco abrumada de las personas.

— ¿Cómo sabían?

— Viajaste en el avión de Taylor Swift, te sorprendería como la gente sigue todos los vuelos de eso. —se rió—. Ahora, ¿por qué mi novia no me dijo que se iba a Budapest?

— Porque no te interesa, no es tus asuntos. —le dijo enojada.

— Soy tu novio.

— ¡No, no lo eres!

— Entiendo, todas esas horas de viaje te afectaron. Descansa y cuando lleguemos Simon será a quien le darás dolor de cabeza, no a mí.

— ¿Simon?

— Estarán mi madre, tu padre y nuestros representantes también. No te vuelvas loca o algo así, solo nos recordaran algunas cosas.

Lizzie no podía creerlo, tenía una extraña sensación en su cuerpo, su respiración volviéndose más lenta para regularse a si misma y como un cosquilleo en su mano comenzaba. No tenía un recuerdo de sentirse así, la asustó un poco no conocerse de esa manera y solo giró a ver por la ventanilla levantada del auto.

El viaje había sido tranquilo, son las comodidades de un Jet. Taylor era una de sus mujeres favoritas de la industria, notaba como la misma a pesar de repetirle muchas veces que era su amiga la trataba de una manera diferente, como un amor maternal.

Teniendo en cuenta que Caroline y ella no tenían tanto tiempo para hablarse, recibir consejos y todo eso, que su padre no había sido el mejor los últimos años, era reconfortante saber que había una figura que la abrazaría siempre que lo necesitase.

En New York había tres lugares lugares donde casi siempre que iba se quedaba, algunas veces cambiaba pero esos eran los principales; la casa de Taylor Swift, donde tenía su propia habitación, la casa del hermano de Eva y donde se quedaría esta vez, el hotel Bowery.

Pero esa información jamás la sabrían todos los hombres con los que hablaría en ese momento.

Al llegar a las oficinas se mantuvo firme, ellos tenían que saber que no le gustaba estar ahí, ni siquiera se molestó en saludarlos.

— Veo que Budapest te sacó los modales. —habló Simon.

— ¿Por qué esta reunión?

— Richard, tienes la palabra. —dijo apuntando.