Capítulo 11.

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Después de bañarnos, y que Pilar me preste uno de sus pijamas de seda, me quedé tirada boca arriba en la cama con una mascarilla humectante sobre mi cara.

Sé que Pilar hace unos minutos bajo corriendo a recibir a sus invitados.

Sé que ahora mismo están subiendo las escaleras y van a encontrarme en este estado que solamente conoce Pilar.

Sé que ellos no tienen la suficiente importancia como para avergonzarme.

Entraron a la habitación arruinando el ambiente de paz.

—¿Qué poronga es esto? —preguntó la irritable voz de Ivan.

Apagaron mi música relajante y el purificador que soltaba vapor con olor a menta.

Me quejé y saqué las dos rodajas de pepino de mis ojos mientras me sentaba.

—Hola —saludé mirándolo con mi mejor cara de "te voy a matar".

—Tanto tiempo —dijo sarcástico.

—¿Me extrañaste, amor? —pregunté suavemente.

Él frunció el ceño y desvío sus ojos nervioso.

Sonreí divertida.

—Emi —la dulce voz de Rodri llamó mi atención.

—Hola, Rodri —lo saludé con una sonrisa.

—¿Todo bien? —Se sentó al lado mio.

—Ajá. —Me levanté para ir al baño a sacarme la mascarilla.

—Mujer de muchas palabras —se burló Rodri.

—Obvio. —Me metí al baño para lavarme la cara.

Miré mi reflejo y suspiré.

Ya fue, no le hagas pasar un mal momento a Pilar. Por hoy pórtate como amiga de esos dos.

Vos podes hacer eso, nada es difícil para vos ¿no?

Asentí decidida cuando me autoconvenci.

Salí del baño y observé como los tres discutían sobre que comer.

—Yo quiero helado —me metí en la conversación sentándome al lado de Pilar.

—No podes vivir a base de helado, Emilia —recriminó mi amiga.

—Si puedo. —Me crucé de brazos enojada.

—Helado no y punto —finalizó mi amiga haciendome bufar.

Me quedé en silencio escuchando las propuestas de los demás.

—¿Hoy comiste algo más además de la manzana? —preguntó Ivan en voz baja.

Los otros dos estaban muy concentrados en su discusión.

—No —respondí.

Pilar comió bien en la hora de la merienda así que cuando llegamos no tenia hambre y yo me negaba a comer sola si no estoy en mi casa.

—¿Entonces pizza? —concluyó Pilar haciendo que yo arrugue la nariz con disgusto.

Si como queso después no puedo cagar como por una semana.

Abrí la boca lista para quejarme otra vez, pero la cerré rendida.

Soy re pesada.

Todos estuvieron de acuerdo y yo asentí.

—¿Qué peli vamos a ver? —pregunté una vez que encargaron las pizzas.

Deslicé mi dedo sobre la pantalla de mi celular leyendo el top 10 de mejores películas.

Bullying; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora