Capítulo 15 - Toque

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Capítulo 15
Toque

Desperté en el piso junto con varias almohadas sobre mi cabeza.

Al tomar conciencia de mi incidente anoche y recordar lo que pasé hizo que tirara inconscientemente uno de los cojines con rabia hacia la repisa de al frente haciendo caer un objeto de vidrio.

—¡MIERDA MALFOY!. ¿QUÉ TE PASA?.

La voz de Granger sonó como un eco eterno y molesto, me coloqué de pie vociferandole mil y un profanidades—¡¿se rompió y qué?!. Se arregla y ya. No entiendo cuál es tu puto drama.

Evité mirarla a toda costa colocando mi mirada sobre la pared u otro objeto cercano.

Pero el momento en que decidí darle la espalda sentí un corrientazo sobre ella y quedé petrificado.

—o me reparas eso o te dejo así toda la puta tarde—pronunció con hastío—no estoy jugando, Malfoy.

Traté de decirle que me las iba a pagar, o que se las iba a devolver todas y cada una con odio. Tenía ganas de borrarle ese semblante de inteligencia y terquedad qué se creía. Pero el hechizo petrificante no me dejaba.

—maldíceme cuantas veces te dé la gana en tu cabeza—soltó tranquilamente caminando hacia mí y agachándose para tomar mi varita—pero me arreglas eso ya. Y no me importa si después buscas asesinarme porque sabes bien que eso no te saldrá bien.

Deshizo el hechizo haciéndome sacudirme en un estruendo sobre todo el piso. Cuando volví en sí me levanté con brusquedad y la enfrenté—¿CUÁL ES TU PROBLEMA GRANGER?. vuélveme a hechizar y te irá peor.

Sus ojos color marrón me miraron fijamente acercándose más—no vas a hacer lo que te de la puta gana y pensar que saldrás victorioso en eso, esa reliquia era de mis padres así que la vas a arreglar.

Pensé en mover mis manos hacia ella para tratar de quitarle mi mentada varita, pero lo razoné bien dos veces ya que me ganaría un boleto a una hechizada de nuevo. El odio no podía pensar por mí y no era el momento de estupideces.

—deja tu juego infantil, hay cosas que hacer—mi voz salió desesperante y ronca, arrastrando en cada consonante rabia, pero manteniendo un porte tranquilo—Dame mi varita.

—sólo si reparas eso—volvió a demandar.

Volteé los ojos soltando un respiro estresante al aire—lo repararé.

Granger asintió con un semblante rígido dándome la varita en total precaución—hazlo.

Aveces no la entendía, su terquedad y su inteligencia sentimental era muy profunda y divagar por ahí era algo que no podría hacer.

Moví la varita entre mis dedos dirigiéndolo hacia el pequeño objeto.

—reparo—pronuncié con simplicidad haciendo que todo el objeto sea restaurado en un abrir y cerrar de ojos, dirigí la dirección de nuevo hacia ella y la miré directamente—¿feliz?.

Mi cabeza se ladeó hacia los lados esperando que dijera "cierra la boca" o "eso era lo único que tenías que hacer".

Pero fué en vano la espera, no dijo nada, nisiquiera dió una mirada molesta hacia mí.

Eso hizo quedarme un poco atónito y confundido, por primera vez no sabía como leer sus reacciones hacia mis acciones con obvia provocación de molestia.

Después de esa disosiación hacia mi mente enfrasqué la mirada y noté que estaba sosteniendo el objeto entre sus dedos.

Mi cara dibujó un pequeño disgusto dándole la menor importancia dirigiéndome hacia la sala. Si seguía pendiente de cada cosa que hacía se iba a volver un hábito, y lo que menos quiero es acostumbrarme a algo de este puto entorno.

TRUE - Draco y Hermione Donde viven las historias. Descúbrelo ahora