-15-

366 25 0
                                    

Pasado de Caeli.

—  Saben que no soy estúpida, verdad?— mencionó por primera vez en semanas. Mis padres alzan su vista de sus armas mientras los observo.

— Vendrán por Malick y por mi porque somos su debilidad. Alguien tomó algo de papá y nos expuso, ahora saben que existimos así que no importa que tanto inenten protegernos, llegará el momento y deben estar listos para vengarnos. — digo, mi padre sonríe débil mientras mi madre llora. Nadie nunca espera que su hija de 13 sepa la realidad en la que vive y tenga que proteger a su hermano menor.

Ese día, aun cuando ninguno de los dos quiso. Decidí ir a la escuela junto con Malick, todo fue normal hasta por la tarde.

Nunca llegamos a casa.

Mi padre siempre me decía, que la traicion era la muerte de la confianza y que en nuestra familia, siempre nos traicionan. Aun cuando lo odiamos o nos duela, eso es un hecho que pasara y que no se podrá evitar.


El lugar en el que estuvimos Malick y yo era tan horrible como se podría decir y se que, queda corto. Solo sabía que los segundos pasan a minutos, los minutos a horas, las horas a días, los días en semana y las semanas en meses hasta que el año llego.  Ya no tenía ninguna fe, todo mi cuerpo estaba golpeado y cortado en tantas partes que el dolor se estaba volviendo mi sentimiento favorito.

El hambre empezaba a darme de diferentes formas, lo suficiente para cortar a uno de los niños del cuello y beber de su sangre. Todos los demás niños se alejaron de nosotros menos uno alto, fuerte y igual de perdido que yo.  Siempre que era hora de las comidas, era tan poca que todos se peleaban entre ellas y mataba a todos los que intentaban quitarle la comida a mi pequeño hermano que ya no era tan pequeño.

— No llores, mi niño valiente. La belleza jamás estará en tu cuerpo, siempre estara aquí.— hablo tocando su pecho. Solo me mira dejando ver su rostro por primera vez, la herida en su ojo estaba roja y dejaba caer un líquido amarillo que me decía su herida se infectaba. Miro la puerta roja al fondo, me acerco a ella tocando con tanta fuerza que mis manos estaban rojas igual que mis nudillos. La puerta se abre y el hombre en ella entra enojado, su bota negra se impacta contra mi abdomen sacando todo el aire mientras su mano toma mi cabello con tanta fuerza que mis pies no tocan el suelo.

— Quiero medicina para mi hermano.—   ordenó, el solo ríe dejando que algunas gotas caigan en mi rostro. Cierro los ojos cuando habla.

— Ustedes no tienen nada de especial aquí, por qué darles de algo tan costoso?— pregunta y yo sujeto el  pedazo de metal que sin dudar clavo en su ojo escuchando su grito.

— Somos los hijos de Maximiliano Morreti y de Nayla Morreti. Rey de la Mafia italiana y Lider de las Madam's, en cualquier estado que este, país o pueblo mi apellido deben respetar y exigo, lo respeten aquí.— mi voz es tan alta, tan fuerte y tan firme que por primera vez, dudo.

Dudo de mi nombre.

De mi apellido.

Dudo de si esto es real o de si mis padres vendrán.

Ellos me aman.

Ellos nos aman.

Ellos vendrán.

Verdad?

— Maldita mocosa estúpida, mañana serás la primera sacrificada.— grita de dolor mientras lo observo ser sacado de aquella celda oscura y apestosa.

Si mi muerte es aquí, la tomaré dando la mejor pelea.

Vuelvo hasta donde Malick notando que ya no tiene miedo, observo sus ojos viendo como están tan apagados que no puedo distinguir ninguna emoción. Observo sus manos notando como clava sus uñas en su palma, alguien toca mi espalda provocando que me voltee viendo al chico frente a mi.



— Niña tonta.— menciona para tomar mi mano y dejar una cuchilla lo bastante afilada. Veo como se aleja dándome la espalda, esa fue la última vez que lo vi.

Y el día en que iba a morir.

Mis padres aparecieron matándolos a todos, incluso al hombre que dijo me iba a matar el mismo por hacerlo perder el ojo.


Desde ese día, una parte de mi murió y lo supe semanas después mientras Malick lloraba porque mamá le estaba dando un trozo de pan integral del cual solo comíamos en la celda. Lo miro llorar descontrolado, gritando y culpando a todos por su vida y su marca, me levanto de la mesa dejando caer la silla llamando la atención de mi padre y sus guardias. Tomo el jarron del centro haciendo que Malick guarde silencio una vez lo tiro al suelo haciéndolo pequeño.

Vas a llorar todo lo que tengas que llorar y luego, dejaras de llorar. Ellos no tienen la culpa de nada, fue algo que pasó y no se puede cambiar, solo se aprende a vivir con ello. Odias tu cara? Bien, tienes el derecho a odiarla.— digo, tomo la navaja que nunca deje atrás, sin miedo alguno la deslizo contra mi ojo con tanta fuerza que mi ojo solo ve poco.

Mírame.— ordenó, el cierra sus ojos por lo que lo tomó de las mejillas y lo obligo a abrir sus ojos. Lo miro con seriedad viendo como su ropa se mancha de mi sangre.

— Dime, Malick. Me veo fea? Soy un monstruo? — pregunto a lo que el niega por lo que lo suelto, sonrió de lado para acomodar su cabello.

— Entonces tampoco digas eso de ti, mi niño.— digo para acariciar su mejilla y mirar a la sirvienta.  — Limpia esto y cámbiale la ropa a mi hermanito. — digo para hacer una reverencia ante mis padres y irme no sin antes mirarlos a los ojos.

— No nos traten como niños, ya no lo somos.— comentó para irme dejándolos en un gran silencio lleno de nostalgia y dolor.

No era su culpa.

Pero tampoco era la mía.

La hija del Rey #3Where stories live. Discover now