Luciano apretó tan fuerte la mano de Hally que ella no pudo evitar soltar un quejido de dolor que él ahogó de inmediato con un beso y luego acercándose a su oído le dijo en susurros.
- Sí por un segundo, ese playboy cree que su presencia te perturba, mandaré a mi gente a hacerle una visita- Qué quieres decir?
- Jajaja, que ni sus cuatro escoltas podrán evitar que pierda uno de sus miembros
- ...!
Hally bajó su cabeza y apretó los ojos para evitar que sus lágrimas salieran, sorprendentemente ella se controló de inmediato y al levantar su cabeza Luciano vio una enorme sonrisa en los sensuales labios de la mujer.- Así me gusta, que seas dócil en público y una fiera en privado
- Eres un imbécil y te odio como jamás pensé que podía odiar a alguien
- Jajajaja eres tan linda!
Hally lo maldecía y ofendía con palabras que jamás había pronunciado, pero en su cara siempre se mantuvo la sonrisa que había adoptado, Luciano se divertía con aquella situación y se reía de la expresión y las palabras de Hally. Noah los veía desde su mesa y su corazón se desgarraba cada vez que la veía sonreírle a su prometido, pero no quería marcharse, quería seguir viendo aquella imagen tan hermosa aún cuando eso lo estuviese destrozando.
- Ve al tocador y retoca tu maquillaje- No quiero
- Hazlo
- ...? Que diablos intentas hacer
- Nada, solo que tú labial se corrió, ve al tocador
Hally se levantó y se dirigió al tocador, se vio en el espejo y se dio cuenta que su labial no estaba corrido, ya casi no quedaba nada, pero no quiso colocarse más, tomó un pañuelo y lo terminó de quitar, al salir del lugar, encontró a Noah recostado en la pared con los brazos cruzados sobre el pecho. Hally saltó del susto y él sin decir una palabra la tomó del brazo y la pegó a la pared y la miró por unos segundos y finalmente la besó. Hally sintió como su cuerpo se derretía entre los brazos del hombre que tanto amaba y con el que habia soñado los últimos meses deseando sus besos y caricias, Noah se habría paso en su boca y la penetró con su lengua, Hally no pudo o más bien no quiso evitar aquel beso, pero de repente, la realidad la golpeó y la imagen de Luciano Ambrosetti apareció en su mente.
Hally empujó a Noah pero él no la soltó, al contrario, tomó sus manos y las llevo sobre su cabeza y con su pie separó las piernas de la mujer quedando en medio de ella y presionando la erección, que no se había hecho esperar, contra su cuerpo tembloroso. Noah podía sentir como Hally temblaba y su respiración era cada vez más agitada, y buscando el lóbulo de su oreja, lo mordisqueó y le susurró.
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El Canto de la Sirena, mi diosa del mar
RomanceUn pasado doloroso que creyó que por fin sería olvidado por el amor de un chico guapo y divertido, pero el pasado aún no está enterrado y el chico guapo será quién pierda su alegría, pero no sufrirá solo, alguien más lo acompaña en su tristeza y su...