𝟬𝟬𝟭 | Perfect life

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Viserys tenía carencias cuando se trataba de la paternidad, esto fue evidente con la mayoría de sus hijos, Daenys no fue la excepción. El monarca quería enmendar sus errores y sanar su conciencia cuando se trataba de ella y Rhaenyra, pero era el mismo quien arruinaba las cosas.

En su defensa, Daenys no era nada fácil de tratar, conforme crecía se volvía cada vez más desastrosa, en sus primeros años todos coincidían en que era la viva imagen de Aemma y algunos esperaban que tomará su misma personalidad, sin embargo, desde el momento en que empezó a caminar se volvió una pesadilla para el castillo.

Pero en el caso de Rhaenyra la relación con su padre se volvió más tensa, cuando este anuncia su intención de casarse con Alicent Hightower, lo que la enfurece y disgusta. Daenys por otro lado, era demasiado pequeña para entender la situación y no tenía interes alguno por su padre o su nueva esposa, aunque pronto tendría otro tipo de razones para que su relación empezará a desgastarse.

Pero hubo alguien quien si robo la atención de la niña desde muy temprano, Rhaenyra, nisiquiera podía pronunciar su nombre pero se podía ver a la pequeña batallando para seguir a su hermana por el castillo, era una garrapata, nunca se despegaba de ella. Al parecer a Rhaenyra nunca le molestó, a pesar de su disgusto por los niños, la llevaba de vez en cuando a dar paseos, se podía ver la admiración y el cariño en el rostro de la niña cada vez que su hermana se detenía a jugar con ella.

Puede que la joven Rhaenyra también se haya refugiado en ella después de la perdida de su madre y la reciente traición de una de sus amigas, las risas de Daenys talvez le devolvieron la felicidad por unos instantes.

Los jardines resonaban con risas infantiles mientras las dos princesas de la casa Targaryen correteaban entre las flores y los dragones de juguete. El sol dorado teñía sus cabellos plateados mientras compartían un momento juntas, creando recuerdos que perdurarían en los pasillos de la fortaleza ancestral.

Rhaenyra observó en silencio mientras Daenys correteaba por el jardín con un dragón de madera en mano, decidió seguirle el juego. ⸺Que vuelo tan salvaje ¿eh? Cuidado con las nubes, no queremos perderte por allá arriba.

⸺¡Voy a atrapar una estrella para ti, hermana!⸺ La niña balbuceo, metida en su pequeño juego.

Incluso desde muy pequeña Daenys mostró una gran fascinación por los dragones, contaba los días para que el suyo creciera y pudiera ser capaz de montarlo. Aún falta hablar de la bestia que eclosiono del huevo que su hermana colocó en su cuna, un dragón con escamas blancas y ojos tan rojos como la sangre, talvez el comportamiento tan apático y agresivo del joven dragón fuera un indicio de como sería Daenys en el futuro y para su suerte, el animal crecía con bastante rapidez.

Aeryx, así fue el nombre que la bestia recibió, una criatura casi tan palida como la nieve.

Pero el dragón no era el único que crecía rápido, Daenys cada vez estaba más grande y con eso sus actitudes infantiles e inocentes quedaban atrás, pronto la niña empezó a interesarse por las espadas y las peleas, las calles de Desembarco del Rey empezaron a verse más llamativas a sus ojos y una llama por lo desconocido empezó a crecer en ella, llama la cual su padre no pudo apagar.

Sus nuevas aficiones y deseos fueron ignorados momentáneamente debido a su edad, Otto Hightower una vez aseguró que la muchacha cambiaría con el pasar de los años y se volvería una joven tranquila y sumisa al alcanzar la edad adecuada. Todavía había esperanzas en que la princesa se convirtiera en lo que su madre una vez fue.

De pronto llegó otro bebé, su medio hermano a quien llamaron Aegon, robando la atención de la corte, y para disgusto de la niña luego llegaron más hermanos. Viserys pensaba que con esto la niña tendría más afecto a su nueva familia y se volvería cercana a ellos una vez que crecieran, pero parece que los dioses no lo querían así.

No importa cuántos hermanos tuviera, su atención siempre estaba puesta en la mayor, los maestres lo atribuyeron a que simplemente era muy joven y era otro cambio que esperaban ansiosos en su adultez, cuando los chicos tomarán otra luz en sus ojos de doncella. Viserys no perdió la esperanza, fue por eso que considero que talvez en un futuro la comprometerá con alguno de sus hermanos, Aegon era el candidato perfecto, aunque su madre Alicent no parecía feliz con la idea.

Mientras los años pasaban y los niños crecían parecía que todo estaba bien en el reino, los Targaryen nunca se habían visto mejor, estaban en su punto más alto y su futuro era muy prometedor. Poco sabían que en un futuro todas las peleas y decisiones tomadas les pasarían factura y les traerían su propia destrucción, sin embargo eso aún se ve como un futuro lejano, por ahora todos tenían una "vida perfecta".

𝗗𝗥𝗔𝗚𝗢𝗡'𝗦 𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧 | Rhaenyra TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora