🌠 ⁞ ❝ ─Murió en la guerra, y nunca más volví a verle ─relata Sunghoon, con los recuerdos resonando dolorosamente contra las paredes de su pecho─. Fue atravesado por una flecha enemiga en plena batalla, y sucumbió a sus heridas poco después.
Hay un...
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(PRIMERA NEVADA)
Debutarán como siete. Una vez todos juntos, Sunghoon no puede imaginar otra suma de partes diferentes. Contuvo la respiración hasta el último segundo, mordiéndose la lengua. Pero cuando pronunciaron el nombre de Sunoo, no hubo sorpresa. Sólo comodidad, la sensación de la última pieza encajando en su sitio.
Sacan palitos de colores para decidir la asignación de habitaciones. Jay y Jake terminan compartiendo, Jungwon y Ni-ki, Heeseung solo. Primero, Sunghoon registra todo esto, sus ojos escaneando sus manos extendidas; cuando finalmente procesa sus puños y los de Sunoo cerrados alrededor de palitos de helado iguales de color púrpura, pierde el aliento.
Vivir con Sunoo es más fácil que cualquier otra cosa que haya conocido. Discuten y se burlan del otro, pero nunca tienen una discusión que vaya más allá de una riña menor. Aprende los gustos y aversiones del chico, algunos nuevos para él, otros arraigados. Ya sabe leer los estados de ánimo de Sunoo, registrando sus altos y bajos como una gráfica. Lo absorbe todo, siempre actuando como si el día siguiente será el último. Así es como ha aprendido a vivir. No se pierde nada.
Tampoco se pierde las cosas que desearía poder: las sonrisas resplandecientes, los ojos que trazan un camino a lo largo de los pasos de cierta persona. No es nada nuevo, pero algo dentro de él se marchita cada vez, disminuido por el incesante patrón del destino. En el programa, todo había sido unilateral: Sunoo cantaba alabanzas con los ojos brillantes como estrellas, mientras Heeseung le correspondía con nada más sonrisas indulgentes.
Pero en algún momento, algo encajó. Ahora los dos están prácticamente unidos por la cadera, y en los ojos del mayor florece un nuevo tipo de interés. Sunghoon lo reconoce en Heeseung, esa necesidad instintiva de proteger. Ya lo había experimentado cuando eran aprendices, cuando Heeseung se empeñó en protegerlo y orientarlo.
Pero lo que Heeseung muestra hacia Sunoo no se parece a nada que haya mostrado hacia Sunghoon o Jay. Es más que protección, más que la obligación que conlleva ser el mayor.
Es una mano que se dirige constantemente a la nuca de Sunoo, acariciando sus mechones de cabello allí. Son los tonos suaves y melosos, las sonrisas llenas de dientes que transforman sus rasgos maduros en la cara de un niño. Es sutil, pero llamativo, y Sunghoon no es el único que nota el cambio.
-Heeseung-hyung y Sunoo-hyung se han acercado -le comenta Jungwon un día.
-Es un poco sorprendente -murmura Sunghoon. Aunque en realidad no lo es. Al menos no para él.
-¿Lo es? -pregunta Jungwon, pensativo-. Creo que hyung ve un poco de sí mismo en Sunoo-hyung. Ese tipo de cosas pueden hacer que la personas se encariñen.
Sunghoon lo mira escéptico. No puede imaginar a dos personas más drásticamente diferentes. Pero tal vez el chico más joven, con su buen ojo, sea capaz de ver algo que Sunghoon nunca ha sido capaz de ver.
