Parte 34

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Con lentitud, desplegué mis ojos, aún aferrándome con tenacidad a las manos reconfortantes de mis padres. La luminiscencia del sol me recibió, aunque su fulgor sugería que el crepúsculo acechaba en la periferia. La espera se tornaba insoportable; mis entrañas protestaron y, sin aviso, comenzaron a expulsar su descontento en forma de vómito. Mi madre, con destreza, liberó su sujeción para enroscar una mano alrededor de mi cintura, mientras la otra resguardaba mi frente, evitando un posible encuentro con el suelo.

El vertiginoso mareo persistía, y mis arcadas no daban tregua. La sensación de desvanecimiento amenazaba con apoderarse de mí si la marea de náuseas no cedía. La voz de mi padre, resonando con calidez, buscaba tranquilizarme en medio de mi turbación.

— Amelie, ya hemos alcanzado la seguridad. ¡Intenta recobrar la calma, por favor! —imploró.

Poco a poco, una mejoría titubeante se apoderó de mí. Las arcadas cedieron, y mi respiración recuperó su ritmo habitual. Mi madre, liberando con suavidad su firme sujeción, optó por acariciar mi espalda con pequeños golpecitos reconfortantes.

— ¿Dónde nos encontramos? -logré inquirir.

- Estamos en un refugio seguro -afirmó mi padre, asistiéndome para incorporarme -. Necesitamos avanzar un poco más. ¿Te encuentras mejor?

- Sí, papá.

- ¡Esa es mi valiente! ¡La más intrépida de todas! -exclamó con un atisbo de melancolía en su tono.

Decidí entonces explorar el entorno. Nos hallábamos en medio de una pradera, y mi mirada captó una especie de cabaña entretejida con arbustos circundantes. A lo lejos, se desplegaba un paisaje natural, y gradualmente volví mi atención hacia el impresionante escenario que se revelaba a mis espaldas.

Volteé para contemplar la ciudad en la distancia. Sus imponentes edificios se alzaban majestuosos, fusionando la arquitectura humana con la naturaleza que los rodeaba de manera armoniosa y desconcertante. Ahora, la visión que Alex me había compartido cobraba vida ante mis ojos, y me sentí inmersa en un mundo que trascendía lo que había imaginado.

A pesar de mi asombro interno, opté por ocultar mis emociones y evitar cualquier pregunta. No me sentía preparada para enfrentar la verdad que se avecinaba, y preferí mantenerme en la ignorancia.

- Mamá, papá... -expresé, tomando las manos de ambos -. No voy a preguntar nada en este momento, ni me desesperaré por conocer los detalles. Realizaremos todo lo que sea necesario. Cuando consideren que es el momento adecuado, les ruego que me expliquen todo.

- ¡Mi hermosa niña! ¡Eres tan madura! -Exclamó mi madre con lágrimas en los ojos -. Somos conscientes de que nada de lo que está sucediendo ha sido fácil para ti. A pesar de ello, has mostrado una madurez excepcional y has seguido nuestras indicaciones sin cuestionar.

- Solo quiero que termine de una vez, mamá. Siento que estoy a punto de desmoronarme en mil pedazos -dije, rompiendo a llorar.

Mis padres me rodearon con abrazos reconfortantes mientras mi padre anunciaba que debíamos adentrarnos en la cabaña que se perfilaba ante nosotros. Con cada paso, la gravedad parecía intensificarse, y luchaba contra la fatiga que amenazaba con cerrar mis ojos, manteniendo mi mirada firme en la estructura que se erigía como nuestro refugio.

De repente, una extraña transformación se apoderó de mi vestido, y con estupor, observé cómo las apariencias de mis padres se metamorfoseaban como si fueran parte de un hechizo encantado.

En ese instante, mi estado emocional oscilaba entre el temor y la sorpresa, mientras me debatía entre entender o dejarme llevar por la magia que se desplegaba a mi alrededor.

Oasis Path©(Spanish Version)BOOK 1 OASIS SAGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora