Dos pueblos enemistados, dos dioses decididos a reconciliarlos y dos elegidos destinados a restaurar la paz. Cuando los dioses confíen en dos de sus hijos la tarea de superar la enemistad entre ambos pueblos, ¿lograrán cumplir con su objetivo? ¿Esta...
Un día como otro, mi madre me mandó a hacer una tarea diferente.
- Lyra, hoy necesito que cuides a los niños del pueblo -Dijo mamá.
- ¿A los niños?
A los niños... ¡OTRA VEZ! -pensé para mi misma.
- ¿Acaso qué pasa?
- Son demasiado problemáticos.
- Los tendrás que aguantar. Si haces buenas acciones, la Diosa estará agradecida y muy contenta.
- Está bien, madre.
Y así fui a arreglarme mientras no podía evitar pensar sobre el día anterior.
Me deslicé delicadamente dentro de mi vestido blanco favorito. Una prenda que, aunque simple, desbordaba encanto. Las mangas descendían suavemente hasta abrazar la parte superior de mis brazos, mientras que el escote, igualmente elegante, se extendía hasta el mismo borde del hombro.
Las mangas, de proporciones generosas y delicadas, añadían un toque de gracia al conjunto. La sección del pecho, ajustada con detalles sutiles, confería una impresión de delicadeza y refinamiento. La falda, como un suave oleaje, se desplegaba en capas que resaltaban, hechas de una tela fina y exquisita que prometía comodidad a cada paso.
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- ¡Hola! -Dije con entusiasmo.
- ¡Lyraaa! Por fin llegaste -Corrieron a abrazarme.
- ¿Qué quieren hacer hoy?
- Nos gustaría ir al bosque. Nos enteramos que tú fuiste y nada te pasó.
- No podemos ir al bosque, les podría pasar algo.
- Pero... -Dijeron desanimados.
- Olviden esa idea, ¡Hagamos algo más! Hay muchas cosas que hacer en Resplandor -Dije tratando de animarlos.
- Resplandor es aburrido, ¿Qué tal si vamos a la frontera?
- ¡¿A la frontera?! -Dije alterada - ¿Quién les enseñó eso?
- Mi mamá me dijo que hoy iría a la frontera con mi papá y otras personas, por eso necesitaba que nos cuidaras -Dijo uno de los niños.
- ¿¡Qué!? Qué más te dijo.
- Me dijo que quería molestar a los Solaris un poco.
- ¿Por qué?
- No lo sé, no me dijo nada más.
- Está bien... Gracias por contármelo, debo irme.
- Pero nos debes cuidar.
- Lo sé, pero tu mamá está haciendo algo muy malo junto con otras personas. Mi deber es mantener la paz en el pueblo Resplandor. Los dejaré con alguien más, ¿De acuerdo?
