Capítulo 4: La frontera

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El día transcurría con su habitual calma en el pueblo, mientras los niños jugaban y las labores cotidianas llenaban el ambiente. Yo estaba ocupada haciendo algunos mandados que mi madre me había encargado cuando una chica se acercó apresuradamente hacia mí.

- Señorita Lyra -me llamó con urgencia, entregándome un sobre-. La corte lunar ha mandado una carta para usted, necesita verla.

Agradecí y tomé el sobre, sintiendo una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Al abrirlo, encontré un mensaje conciso: la reina Sileny necesitaba verme con prisa, solicitándome que me dirigiera al castillo.

Sin perder tiempo, corrí de regreso a casa para compartir la noticia con mi madre. Le mostré la carta y su reacción fue de orgullo evidente.

- Eres importante, Lyra. Al parecer, hoy empezarán tus labores como Enviada de la corte Lunar -dijo con una sonrisa.

Mis nervios aumentaron ante la idea de este nuevo rol, y le pedí a mi madre que me acompañara.

- ¡Vamos ya! -me instó- La reina te apresuró por algo -con determinación, nos dirigimos hacia el castillo lunar, lista para asumir mis responsabilidades con el respaldo de mi madre a mi lado.

En el momento en que llegamos, las enormes puertas del palacio se abrieron majestuosamente, revelando el vasto interior del lugar. Los guardianes nos recibieron con amabilidad y nos guiaron hacia donde debíamos ir. Mi madre me dio un espacio y esperó fuera, confiando en mi capacidad para manejar la situación.

Entré al imponente salón donde la reina Sileny me esperaba. La saludé con una reverencia respetuosa y ella me invitó a sentarme.

- Señorita Lyra, gracias por su prisa -expresó la reina con gratitud.

- A sus órdenes. Como Enviada lunar, seguiré sus instrucciones siempre -respondí con determinación.

La reina continuó hablando, expresando su agradecimiento por mis esfuerzos en el pueblo. Sin rodeos, pasó al punto principal de nuestra reunión.

- Hemos recibido informes de los soldados Solaris. Han enviado refuerzos para proteger la frontera, pero realmente no confío del todo en sus intenciones -comenzó, su voz resonando con preocupación-. Luego del incidente que ocurrió hace unos días en el pueblo, donde algunos habitantes de Resplandor intentaron cruzar la frontera, no creo que los Solaris estén comprometidos con mantener la paz y dejar las cosas así. 

Debemos prepararnos por si los Solaris intentan ingresar a Resplandor. Por eso, los guardianes de la frontera estarán a cargo desde hoy. Necesito que vayas y envíes más refuerzos -concluyó la reina, mirándome con seriedad-. Confiamos en ti para manejar esta situación con prudencia y determinación, Lyra. 

- Estoy a sus órdenes, reina Sileny. 

Los nervios recorrían mi cuerpo mientras me enfrentaba a las crecientes responsabilidades como enviada. Con el peso de mis obligaciones sobre mis hombros, me dirigí directamente a reclutar más personas para reforzar la frontera. Después de finalizar esta tarea crucial, me uní al grupo de soldados y nos dirigimos juntos hacia la frontera, preparados para distribuir las tareas y abordar los desafíos que se avecinaban.

Esta es su labor -comencé a decir, dirigiéndome al grupo de soldados reunidos frente a mí-. Serán distribuidos en 4 turnos durante todo el día, de manera que la frontera no quede desprotegida en ningún momento. Deben mantenerse en comunicación constante con la reina: para ello, uno de ustedes deberá ir al castillo periódicamente para informar sobre el estado de las cosas. Yo también estaré viniendo regularmente para asistirles. Si necesitan algo, solo tienen que avisarme -concluí, asegurando a los soldados que estaría disponible para apoyarlos en cualquier momento.

- ¿Y si los Solaris intentan atacar? -preguntó uno de los guardias de la frontera. 

- Si llegara a ocurrir que algún Solari cruza la frontera, su deber es retenerlo y llevarlo de inmediato al castillo, donde la reina se encargará de manejar el caso -respondí con firmeza a la pregunta de uno de los guardianes.

- ¿Y si nos enfrentamos a un ataque? -preguntó otro guardia, evidenciando la preocupación en sus ojos.

- En caso de sufrir algún ataque, su prioridad es proteger a los habitantes de Resplandor y repeler al enemigo. Mantengan la calma y defiendan la frontera con determinación. Trabajaremos juntos para asegurar la seguridad de nuestro pueblo -agregué, transmitiendo confianza y determinación al grupo.

Después de instruir a los guardias sobre sus responsabilidades en la frontera, me preparaba para dirigirme al castillo e informar a la reina Sileny, pero de repente, una voz me llamó por mi nombre. La voz resonaba en mi cabeza, dejándome confundida. Provenía de cerca de la frontera.

- ¿Quién está ahí? -pregunté con firmeza, escudriñando en la oscuridad hasta que divisé una luz radiante en la dirección de la frontera.

- Sígueme, Lyra -continuó la voz, invitándome.

- ¡¿Quién está ahí?! -exclamé, alerta, hasta que finalmente se reveló. Era él, el hombre que había visto en el Bosque Lunar. Su resplandor, su cabello dorado y su piel brillante como el sol me dejaron sin aliento.

- Ven, Lyra, estoy por aquí -me llamó, comenzando a correr hacia la frontera que conectaba ambos pueblos.

- ¿Dios Arien? ¿Eres tú? ¡Detente! -grité, dejando de lado el miedo y corriendo tras él con determinación.

Sin darme cuenta, me adentraba en la famosa frontera que unía ambos pueblos. Para atravesarla, había que pasar por un bosque no muy extenso, pero que estaba cubierto por la sombra del Eclipse. La unión del sol y la Luna creaba un fenómeno de oscuridad, pero también de la luz de la esperanza. Este bosque era conocido como el Bosque Umbral del Eclipse, y sin apenas darme cuenta, ya me encontraba dentro, entre los árboles, siguiendo la misteriosa luz que me llamaba.

Ya me encontraba dentro del bosque, confundida y perdida, cuando el hombre desapareció, dejándome rodeada por la oscuridad del bosque. Un escalofrío de miedo recorrió mi cuerpo al darme cuenta de dónde me encontraba: en la frontera que era mi responsabilidad proteger. Estaba confundida y aterrada, cuando la voz comenzó a resonar de nuevo, cada vez más fuerte, retumbando en mis oídos.

"Eres la elegida", "Debes encontrarlo a él", "Juntos restaurarán la paz", "sus destinos están conectados", "Ambos son los elegidos" -la voz repetía estas palabras una y otra vez, cada vez con más fuerza. No entendía de qué estaba hablando, pero la intensidad de sus palabras empezaba a causar un dolor punzante en mi cabeza. El malestar y el dolor me invadían mientras los susurros resonaban una y otra vez, confundiéndome y mareándome hasta que, finalmente, perdí el conocimiento. Antes de desmayarme por completo, escuché unos gritos a lo lejos.

- ¡Un Lunari ha cruzado la frontera! ¡Llamen a la guardia solar, tenemos a alguien! -los gritos resonaron en la oscuridad del Bosque Umbral del Eclipse, rompiendo el silencio mientras yo terminaba de perder el conocimiento. 

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⏰ Last updated: Mar 02 ⏰

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