EXTRA 2 - La boda parte 1

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Kirishima tocó el timbre. Unos segundos después un alfa rubio abrió la puerta. ¿Acaso este tipo siempre tiene esa cara de asco? Se preguntó al ver al dueño de la casa, quien lo invitó a pasar, ignorándolo totalmente mientras iba a la cocina. Estaba preparando la comida.

– ¿Aiko? – preguntó mirando alrededor sin ver a la niña.

–Con la bruja. Cada fin de semana viene por ella y se la lleva.

– ¿Izuku? –El rubio señaló la habitación.

– Aún está dormido. Tuvo una noche difícil. – continuó sin poder ocultar su sonrisa de satisfacción.

–Ok, bro, necesito hablar contigo – sacó un estuche de terciopelo de su bolso y se lo entregó. Bakugo se limpió las manos y la tomó, encontrando un hermoso anillo de compromiso.

– Lo siento Kirishima, pero estoy muy feliz con Deku en este momento, no me interesa casarme con un alfa apestoso como tú.

La respuesta solo ofendió al pelirrojo.

– Voy a casarme con Denki. Voy a pedirselo. ¿Qué opinas? – El alfa miró el anillo de nuevo.

– A ese pelos de elote le va a encantar – le aseguró mientras apartaba la caja para que no se ensuciara y seguía con la cómoda. –¿Tienes un plan?

– Si, he reservado una cita en su restaurante favorito. Tal vez sea muy cliché, pero pondré el anillo en su pastel favorito.

– Creo que la forma en la que lo pidas será la ideal para él, nadie lo conoce mejor que tú.

Esas palabras emocionaron al chico.

– Hay otra cosa... tú nos presentaste. Nos hiciste amigos. Bakugo, ¿serías mi padrino?

Rara vez los chicos podían verlo sonreír de esa manera, o al menos no sin Izuku de por medio. Pero cuando lo vio con esa sonrisa tan genuina se sintió muchísimo mejor.

– Claro que sí. ¿Quieres quedarte a comer?–  Guardó el anillo y sonrió a la par.

– Me muero de hambre. Pondré la mesa.

Quince minutos después Bakugo entró en la habitación. Las feromonas de lo que había pasado ahí aún flotaban en el aire. Se acercó y miró a Deku medio cubierto, había un desastre entre condones y almohadas por todos lados, el nido estaba destruido, pero había valido la pena.

Fue al armario y sacó ropa para el chico. Después se sentó en la cama y dejó pequeños besos en su rostro.

– Zuzu, despierta, Kirishima vino a comer. Vamos.

La garganta aún le dolía. Se quejó al ser despertado. Sonriendo sin poder evitarlo al mirar a su novio.

– Buenos días. – apenas pudo susurrar.

– Creo que fui muy duro contigo, mira, apenas puedes hablar. – le respondió con una risa.– Te puse en la cama ropa. Kirishima vino a comer. Sal cuando estés listo.

La comida fue tranquila. Izuku estaba adormilado y solo respondió un poco a la conversación, la cual se enfocaba más en las ideas que tenía Kirishima para pedirle matrimonio a Denki. Estaba emocionado por la idea, aunque eran los amigos de Bakugo le ponía feliz verlos juntos.

Casi dos horas después, cuando Izuku volvió a la cama se acurrucó feliz. Bakugo había cambiado las sábanas, acomodado algunas almohadas y perfumado todo. Seguía siendo muy malo para los nidos, pero estaba contento por qué se había esforzado.

Bakugo entró a la habitación unos minutos después. Se metió en las sabanas y puso sus pies fríos juntos con los de su omega para que se calentarán.

– Estoy muy contento. Seguro que su boda será hermosa. – Izuku empezó a hablar de cuando los conoció y cómo creía que eran pareja, contándole a Bakugo los momentos donde había sentido una conexión entre ellos y los coqueteos que ni ellos habían notado que pasaban, mientras que el alfa pensaba en otras cosas, no se había dado cuenta de que tan perdido estaba de la conversación hasta que escuchó su nombre.

– Kacchan, Kacchan, demonios alfa, ¿me estás ignorando? – al escuchar esas palabras se sorprendió al instante, negando lentamente para después entrelazar sus dedos con los de Izuku. Se acomodó para que pudiera verlo directamente y habló.

– No le des demasiadas vueltas, no es una proposición, solo estoy buscando tu consentimiento pero Zuzu, cariño, amor... ¿Y si nos casamos?

Esperaba cualquier tipo de respuesta de su parte, que aceptara emocionado, que llorara, incluso que lo rechazara, pero lo que menos imaginó fue verlo reir de la forma más simple y dulce posible.

– ¿Por qué te ríes? – respondió sorprendido y algo molesto.

– Kacchan, realmente pensé que no lo dirías hasta que tuviéramos uno o dos cachorros más. Claro que quiero.

La respuesta había sido tan simple, pero a la vez tan perfecta. Besó a Izuku lentamente, dejando salir también una carcajada.

– Zuzu... ¿podemos tener más cachorros? Realmente ¿Podemos hacerlo?

– Creo que nunca lo hemos hablado, pero... creo que Aiko necesita un hermano o hermana.

Esta vez ambos rieron.

Mi omega // TERMINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora