El gran día finalmente había llegado. Bakugo tenía un traje blanco. Estaba parado en el pequeño altar mientras miraba las flores del arco. Todo era demasiado blanco. Al principio pensó que eso le molestaría, pero extrañamente, le encantaba.
La música empezó a sonar, su mirada fue directamente a la entrada, donde el pecoso, con un traje a juego con el que estaba usando, se encontraba parado. Aiko, como la niña más hermosa del mundo estaba enfrente. Avanzó primero tomando su canasta mientras tiraba pétalos de rosa.
Quería ponerle atención a su pequeña. Pero más atrás estaba Izuku, quien cubría su rostro con el velo más hermoso que había visto. En la antigüedad, los omegas solían cubrir su rostro con un velo similar.
No recordaba realmente cual era su función, pero siempre había pensado que era ridículo, hasta ahora, le daba un aire de misterio, como si la persona frente a él fuera un tesoro tan único y precioso que la simple vista de otros podría dañarlo, así que debía ser cubierto y protegido para que sólo las personas indicadas pudieran disfrutarlo. Y él, era una de ellas.
Su rostro aún se mostraba un poco a través del velo. Podía ver sus hermosos ojos verdes, que resaltan por la sonrisa magnífica en su rostro. Lo miró casi con anhelo. Su cuerpo deseaba correr hacia él, tomarlo de la mano y besarlo. Pero se contuvo.
Extendió la mano cuando estuvo lo suficientemente cerca, dejando que sus dedos, cubiertos por un par de guantes, sus dedos apenas se rozaron sobre la tela, pero ambos sintieron como la electricidad les recorría la piel.
El lugar era una pequeña capilla, simple, con algunos amigos, pero Bakugo no estaba seguro de quienes eran las personas presentes, solo podía pensar en la persona que entrelazaba sus dedos con los suyos. Todo había desaparecido, solo estaban ellos.
– Kacchan – le susurró el contrario nervioso. Su sonrisa se ensanchó, tomándolo de la cintura, era como si lo demás dejará de existir, lo único importante eran ellos dos.
– Empecemos – dijo la mujer alfa que oficiaba la ceremonia, quien dio un hermoso discurso sobre el amor, pero Katsuki no escuchó nada. Miraba al omega que estaba a su lado sin soltar su mano, acariciándola con el pulgar mostrando una gran sonrisa.
Habían decidido escribir sus votos. Así que cuando fue el momento Izuku sacó una pequeña hoja de su traje y habló suavemente, estaba nervioso, pero en realidad solo le importaba que una persona lo escuchara.
– Katsuki Bakugo, Kacchan, mi alfa. Desde que tengo memoria, has sido una persona importante para mi. Cuando éramos niños, solía correr detrás de ti listo para enfrentarme a cualquier aventura mientras estuviéramos juntos. Siempre fuiste la persona más fuerte, valiente y ruda a mi alrededor. Aunque las circunstancias nos separaron y cada uno siguió su camino, el destino nos juntó de nuevo. Mistrándome no solo a ese chico valiente, si no también a una persona dulce, cariñosa y atenta. Así que hoy, con este anillo. – Le dijo mientras tomaba la sortija que Aiko le ofrecía y la ponía en el dedo del alfa.
– Te prometo seguirte en cada una de tus aventuras, así como cuando éramos pequeños. Tomaré tu mano y caminaremos en el mismo sendero sin importar las cosas que vengan, ya sean buenas o malas. En los momentos de luz y oscuridad, prometo nunca soltar tu mano y dejarte cocinar.
Una risa se escapó de los labios del alfa. – Oh, esa es una promesa importante – le aseguró. Tomó el otro anillo de la caja y lo puso en el dedo anular del omega y continuó.
– Izuku Midoriya, Deku, mi Zuzu. Si alguna vez piensas en la persona más idiota del mundo, lamentablemente descubrirás que estás casado con él. Lo lamento amor, pero ese es tu futuro. Una vez que decidiste darme tu corazón, y yo finalmente acepté mis propios sentimientos y lo tomé debiste saber que era para siempre. – dejó salir una pequeña risa mientras besaba la mano del omega.
– Pero amor, no es del todo malo. Tomaste al mas grande idiota del mundo, y lo convertiste en lo que soy, me has cambiado, y gracias a eso me he convertido en una mejor persona para ti y nuestra cachorra. – Soltó un pequeño suspiro y continuó.
– No todos los días serán perfectos, pero te puedo asegurar que nunca soltaré tu mano. Siempre seré tu apoyo y contarás conmigo en los días buenos, pero más a un en los malos. Con este anillo te prometo fidelidad, respeto, amor, paciencia, tres comidas al día, una hermosa cachorra y los que se vayan juntando. Te prometo no ser tan idiota, pero sobre todo, primero hacerte feliz. Siempre.
Tomó ambas manos del chico y le mostró una clara sonrisa. La mujer siguió oficiando la boda, declarándolos esposo, solo entonces Bakugo pudo levantar el velo que Izuku tenía en su rostro. Pudo ver claramente cada una de sus pecas, su sonrisa, y sus ojos rojos, a punto de llorar. Se acercó a él y besó primero sus párpados, tomando su rostro entre sus manos. En ese momento se sentía tan débil ante el contrario.
– Te amo– se dijeron a la par, antes de que sus labios se unieran en un dulce beso. Los gritos de los invitados no se hicieron esperar, pero en ese momento solo existían dos personas, y estaban perdidas en su mundo.
– ¿Crees que Aiko estará bien sin nosotros? – le preguntó nervioso, mientras sentía como los brazos del alfa lo rodeaban de la cintura.
Se encontraban en el avión camino a su luna de miel al día siguiente de la boda. Aiko se había quedado con los padres de Bakugo, así que podrían disfrutar estás pequeñas vacaciones como pareja.
– Tu cachorra estará bien, nos tomaremos dos semanas, no un mes.
– Es sólo que me preocupa, nunca nos hemos separado tantos días de ella – sintió el aliento cálido de Bakugo en su cuello, sus piernas se sintieron débiles al instante.
– Tranquilo, tu bebé estará bien. – le aseguró. Deku sonrió suavemente y rozó con la punta de sus dedos con el brazo del contrario.
– Amo cuando me permites ser el padre de Aiko... como si lo fuera realmente.
– Por qué lo eres. – Respondió con seguridad. – Siempre la has tratado como si tú la hubieras dado a luz. Es una de las cosas que amo de ti. – le dejó un beso en el cuello y continuó.
– Hay muchas cosas que amo te ti, joder, si soy honesto cuando era pequeño no hay nada que me aterrara más que estar a tus pies. Eras como una maldita adicción, y me daba tanto miedo lo que tenías sobre mi que decidí tratarte horrible para alejarte – ambos se quedaron en silencio, mientras él alfa sentía un hueco en el estómago al recordar su oscuro pasado.
– El punto de esto es, que sin importar donde me tengas, jamás habría llegado a este punto contigo si no hubieras sido bueno con Aiko. – tras decir eso, dejó una mordida en su oreja.
– Aiko es nuestra hija. Sé que no es justo para Toga pero tu estás aquí, y ella se bajó del barco hace mucho. Aún así es nuestra luna de miel, olvida lo demás, tu cachorra está con la bruja y estoy seguro de que lo va a disfrutar mucho, casi tanto como yo te disfrutaré cuando lleguemos al hotel.
El cuerpo de Deku se estremeció después de esas últimas palabras. Odio a Bakugo un segundo, mientras su cuerpo reaccionaba a tan insinuación.
– Estamos en un avión, ¿puedes detener esto por un segundo? – Una sonrisa burlona enmarcó el rostro del alfa.
– Si realmente lo necesitas tanto, podemos ir a los baños, siempre me he preguntado como lo hacen ahí...
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Mi omega // TERMINADO
FanfictionBakugo se dejó caer en en el sillón y suspiró. Sus instintos lo estaban destrozando. Sabía que Deku era el omega que necesitaba su alfa lo pedía como nunca había pedido a nadie. Además amaba a su pequeña como si fuera suya, la hacía feliz, lo hacía...