CINCUENTA

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Hasta ahora las canciones que he ido poniendo eran más o menos opcionales, pero hay dos canciones imprescindibles para mí en esta historia y esta es una de ellas.

Esta escena nunca hubiera nacido sin esta canción.

R.

El frío de aquel lugar le recordaba de alguna forma a otra vida. A su otro yo. Aquel que se había quedado atrás hacía seis años. El olor del río mezclado con el metal de aquella estructura monstruosa y gigantesca le erizó el vello de todo el cuerpo. No había vuelto a cruzar ese puente desde aquella noche, desde aquel momento en el que todo lo que conocía se derrumbó. Es posible que algunas personas se preguntaran cómo la muerte de alguien que no conoces puede llegar a afectarte de una manera tan profunda. Freen también se lo preguntaba, pero de alguna manera aquella chica no era alguien desconocido para ella. No podía explicarlo, pero cuando saltó sintió como si una parte de su corazón se partiera para seguirla a través del abismo, flotando a su lado para acabar chocando con el agua y ser arrastrado hasta el mar, para luego evaporarse y subir al cielo, y después regresar en forma de lluvia tal y como ella le dijo que haría el agua para recordarla. Freen solamente deseaba seguirla allá donde fuera, y continuar intentando salvarla para siempre.

El viento le levantó el pelo y le enfrió las mejillas húmedas. Los surcos que habían dejado las lágrimas seguían ahí, brillantes como las pocas estrellas que se alcanzaban a ver en aquella terrible ciudad. Se agarró a la barandilla metálica temblando. Todos sus miedos la envolvían como una masa oscura y sentía su corazón latiendo en sus oídos, cuando de pronto sintió su presencia. Supo que era ella y ni siquiera tenía que girarse para cerciorarse de aquello. La chica se puso a su lado y de la misma manera agarró la barandilla del puente con sus manos. Durante unos segundos no dijo nada, ni siquiera miró a Freen que seguía con la vista perdida en el horizonte, donde el río se desvanecía fiero y majestuoso.

-Me prometiste que no te asomarías a ningún puente - dijo Freen por fin sin apartar la vista de la lejanía.

- Y tú me prometiste que no desaparecerías - contestó Becky. Un silencio pesado y cargado de un número indefinido de emociones se les echó encima como una manta sobre los hombros.

- No sé qué se supone que tengo que hacer ahora - dijo Freen finalmente.

- No creo que haya mucho que podamos hacer - suspiró Becky - Hay demasiado que no entiendo, y hay otro tanto que me resisto a entender -

- Me he pasado años pensando que estabas muerta. Pensando que no pude salvarte - los ojos de Freen se empañaron, aún con la mirada perdida.

- Sí que me salvaste, Freen - dijo en voz baja - Me salvaste. Yo no salté aquella noche y no lo hice porque apareciste tú -

- Pero aquella no era yo - bajó la mirada - Yo no lo hice -

- La Freen que me salvó era tierna, era divertida, y se quedó conmigo hasta que bajé de este maldito puente. Esa Freen puede que no estuviera en este universo, pero definitivamente eras tú - suspiró - Yo no puedo dejar de pensar sin embargo en esa chica, en la Becky que tú conociste -

- Estaba tan triste, tanto que cuando me miró sentí cómo me atravesaba. Sigo sin saber qué pudo ocurrirle para que nada la convenciera de seguir aquí -

- Eso nunca lo sabremos - dijo Becky con la mirada perdida - También me pregunto qué pasaría con la otra Freen. Me rompe el corazón pensar que después de aquella noche me buscara y se enterara de que salté, o de que la otra Becky saltó en cualquier caso -

-Supongo que en todos los universos acabo totalmente jodida - dijo Freen.

-Y supongo que en todos es por mi culpa - Susurró Becky. Mantuvo un silencio cargado de tristeza durante unos segundos y entonces se alejó varios pasos de ella -Tal vez sea mejor que me vaya y deje de arruinar realidades para ti - Freen bajó la mirada y Becky pudo ver cómo un par de lágrimas caían sobre aquella barandilla metálica. Aguantó durante un minuto eterno deseando con todas sus fuerzas que Freen la detuviera. Pero aquello no ocurrió.- Lo siento mucho, Freen -

Comenzó a caminar hacia el extremo del puente, sintiendo como centímetro de su piel ardía de dolor por dejar a Freen allí, por no poder hacer que se sintiera mejor. Entendió la impotencia que sentía la chica; ella tampoco podía salvarla ahora.

Freen escuchaba cómo los pasos de Becky se alejaban y sintió como si un puño gigante le estrujara los pulmones y el corazón. No podía perderla, no otra vez. Giró la cabeza y la vio a varios metros, pero su cuerpo estaba congelado, incapaz de moverse. Recordaba aquel bloqueo, recordaba aquella respuesta de miedo involuntaria que le pegaba los pies al suelo y la convertía en una estatua de piedra. Y Becky se alejó, tanto que se perdió de vista, y entonces Freen sintió como si el suelo desapareciera bajo sus pies. 



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LEJOS  DE  ERIS  • FreenBecky •Where stories live. Discover now