Jimin le tiró de la camisa para sacarla del pantalón y rodeó su cuerpo para acariciarle la ancha espalda. Alzó la cabeza. El omega lo abrazó con más fuerza, las cimas de sus pezones pegadas a su tórax desnudo y el calor de su sexo que lo abrazaba. Aquel abrazo desnudo dejó tembloroso al alfa, jadeante, debatiéndose por recuperar el control. Todos sus instintos lo instaban a continuar, a tomar todo lo que le ofrecía, a hundirse en su húmedo y resbaladizo interior y poseerlo más allá de toda conciencia. La presión de aquel instinto era insufrible, su lobo lo estaba volviendo loco. Se llevó los dedos a los botones del pantalón para desabrocharlo, cuando de repente recordó el miedo de Jimin.
Las razones por las que el omega no quería casarse.
Se detuvo y parpadeó. Oyó su respiración jadeante y dudó. Un deseo asolador le taladraba los sentidos. La pasión, desbocada, buscaba satisfacción. Pero... en ese demencial instante, el placer y la fuerza de voluntad chocaron. El estallido fue casi físico. El esfuerzo que tuvo que hacer para apartar las manos de Jimin y ponerse en pie lo dejaron mareado.
Jimin tiró de él con un gemido, pero no pudo acercar su cuerpo, sólo tirar de su camisa suelta, y Diablo no se movió. Tomó sus manos con dulzura y las apartó.
—No.
—¿No? —repitió él en un lamento apagado. Incrédulo, lo miró airado—. Eres un libertino, los libertinos nunca dicen que no.
—Esto no está bien —replicó Jungkook con una mueca.
Jimin respiró hondo, con sus sentidos arremolinados clamando satisfacción.
—¡Llevas acostándote con omegas desde Dios sabe cuándo y ahora dices que no!
—Lo que quiero decir es que ésta no es la forma en que quiero llevarte a la cama. —Diablo le lanzó una mirada penetrante.
—¿Y eso importa? —Jimin lo miraba con los ojos muy abiertos.
—Sí —Con expresión sombría, el alfa sacudió la cabeza—. Esto no tenía que haber ocurrido todavía.
—¿Entonces por qué me has traído aquí abajo? —Con las manos aún agarradas entre las suyas, Jimin lo miró asombrado.
—Lo creas o no, lo único que había imaginado había sido un vals en privado, no una seducción completa.
—¿Y qué estamos haciendo en este diván?
—Me he dejado llevar... por mi lobo y por ti.
—Comprendo. —Jimin lo miró con ceño—. A ti te está permitido seducirme pero yo no puedo hacerlo.
—Exactamente. —Los ojos de Diablo no eran más que fragmentos de cristal negro—. Las seducción es un arte que hay que dejar a los expertos.
—Pues está claro que soy un alumno aventajado. He tenido un maestro excelente... —Con las manos aún inmovilizadas, intentó que él volviera a tumbarse. Lo deseaba a su lado.
—¡No! —Le soltó las manos y lo miró con gesto torcido. No, Jimin no lo había seducido, eso lo había logrado algo que él mismo tenía en su interior. Fuera lo que fuera no confiaba en ello, en esa fuerza que necesitaba dejar de lado sus meditados planes y poseerlo lascivamente—. Cuando vengas a mí como mi esposo, quiero que lo hagas por voluntad propia, porque hayas tomado la decisión de ser mi duque. Tú no has tomado todavía esa decisión.
—¿Y qué crees que es todo esto? —repuso Jimin, titubeante con un gesto que señalaba su media desnudez.
—Curiosidad —respondió Diablo.
—¿Curio...? —se quedó boquiabierto. Luego apretó los labios y se incorporó apoyándose en el codo.
—E incluso en caso de que no lo fuese —Jungkook no lo dejó hablar—, incluso en caso de que hubieras tomado la decisión con la cabeza, ¿cómo puedo saberlo si el ardor te consume?

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Diablo Jeon
RomanceEl joven Omega Park Jimin trabaja como institutor pero tiene otros proyectos para su vida los cuales no incluyen el matrimonio. sin embargo acontecimientos inesperados cambian sus planes drásticamente comprometiéndolo con el miembro más libertino de...