Persefone Deverux de veintiun años y Romina Charlotte de seis meses se mudan a Londres sin saber las aventuras que les esperan.
♤Actualizo cada que los astros se alinean♤
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Miro a mi hija jugar sentada en la alfombra. Me recargo en la puerta cubriendo mi boca aguantando el sonido del llanto. Mi hija no puede verme así.
Nunca salgo de las humillaciones. Nunca van a parar las torturas psicológicas, siempre seré tratada injustamente.
Me deslizo por la puerta hasta caer sentada en la alfombra, uso mis dos manos para cubrir mi boca llorando a espaldas de mi hija. Soporte golpes, violaciones, humillación, drogas, tratamientos, fui convirtiendome en la peor persona posible en ese lugar solo para sobrevivir.
¿Yo merecía eso? ¿De verdad mi destino siempre es sufrir a escondidas? Soy un ser humano. Tengo sentimientos.
Cierro los ojos mordiendo mi labio cuando un grito amenaza con salir de lo más profundo de mi garganta. Siento mi cuerpo algo pesado y unas diminutas manos se ponen en mis mejillas.
Abro los ojos chocando con esos ojos azules y dorados de mi bebé. Mi hija me mira fijamente como tratando de consolarme, sus manos limpian mis lágrimas con delicadeza para pegar su frente a la mía.
- Mamá. - Mi hija completa su primera palabra y es cuando me dejo ir. La abrazo comenzando a llorar aferrándome a ella.
- Todo valió la pena Charlotte. Todo ha valido la pena porque fuiste mi mayor regalo y bendición. Eres mi recompensa hija mía. Saldremos de esta así como salimos antes. - Mi hija no se mueve, siendo su respiración en mi cuello y sus pequeñas manos jugar con mi cabello.
La aparto un poco para que permita apreciar su rostro tan hermoso, su sonrisa me consuela en cierta forma y ella vuelve a poner su mano en mi mejilla tomando una lágrima. - Mamá - Me repite y lleva su mano a la boca probando mis lágrimas y me río cuando hace una mueca sacando la lengua.
- Están saladas mi amor. - Me río y al verme hacerlo ella me imita. - Mamá te ama. Nunca voy a abandonarte Romina. Así tenga que buscar a ese hombre para matarlo... nadie volverá a humillarnos, nadie. - La abrazo y miro un punto fijo en mi oficina. - Mamá siempre será fuerte para ti. Perdóname por llorar cariño.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Eres un gran Imbécil. - Alex me mira con enfado desde su escritorio.
- Dime algo que no sepa. - Me burlo y me cruzo de brazos recargandome en la silla.
