/21 Sombra del pasado\

2.5K 307 62
                                    

No puedo sacar de mi cabeza ese gesto que hizo Romina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No puedo sacar de mi cabeza ese gesto que hizo Romina. Mis recuerdos están cada vez más cerca de encerrarme y comerme viva.

- ¿Es mía? - Mis ojos se concentran en la bebé que duerme plácidamente.

- Es tuya. Tu hija. - Recce sujeta mi mano llevándola a la perilla de la puerta. - Ve a abrazarla nuevamente. Toca el rostro de esa pequeña que trajiste a la isla.

Mi garganta se cierra, mis ojos se llenan de lágrimas pero el pánico me gobierna cuando giro la manija. Su nariz, sus pestañas, sus labios. Esa frente idéntica al bastardo.

- No puedo hacerlo. - Me giro tratando de escapar pero me sostiene firme.

- Puedes hacerlo. Vas a hacerlo. - Me ordena Recce.

- ¿Duerme? - Miro a Christopher quien arrulla a Charlotte desde hace un buen rato.

- Aún no. Me está haciendo una batalla de miradas que pronto voy a ganarle. - Responde mirando fijamente a mi hija quien toma su biberón en sus brazos.

- Ya veo. - Susurro y sigo revisando las hojas que me trajo.

Entro a la habitación, estoy en la esquina mirando con cautela cada cosa que se mueve así sea una pequeña brisa me pone tensa.

La bebé duerme sin preocupaciones lo que me hace caminar con cuidado. Mis ojos ven a esa bebé que di a luz a esa niña inocente que me ayudó a no llorar mientras corría en busca de ponernos a salvo.

Me atrevo a tocar sus mejillas con mi dedo índice, acaricio con delicadeza su pequeño cuello hasta que abre sus ojos dándome un sabor amargo. Mi cuerpo se llena de pánico, hace una mueca idéntica a la de él, me mira fijamente y solo puedo verlo a él burlándose de mi dolor.

Mi mano va a su cuello comenzando a apretarlo. - ¡Debes morir maldito! - Aprieto los dientes ejerciendo más fuerza.

Sus manos van a mi brazo intentando alejarlo y un sentimiento de satisfacción me llena haciéndome sonreír apretando con más fuerza.

- ¡Deverux! - Me apartan de él pero un llanto me hace parpadear regresando a la normalidad.

Mi hija llora con descontrol, su carita se encuentra morada y apenas recupera el color cosa que me hace retroceder sin éxito.

- Es tu hija. No es P... - Me toma de las mejillas.

- ¡No digas su nombre! - La histeria me invade. Comienzo a respirar cada vez más difícil. Su rostro morado, esos ojos que poco a poco les iba arrancando la vida.

DeveruxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora