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────. ¿Quieres hablar? ──── Seren se acercó suavemente a su mejor amiga, Siv la miró de reojo en silencio, con una ceja alzada. Esa era la respuesta ────. Siv, eres demasiado dura con Hipo.
────. Seren, realmente no quiero herirte con mis palabras, así que déjame en paz, por favor.
Eso fue lo más considerado a los ojos de Siv. Si no se tratara de ella, de su mejor amiga, Siv le hubiera gritado un millón de cosas, metiéndose con sus puntos débiles sin importarle el daño que podría causarle, Siv no conocía límites cuando estaba enojada y aunque los reconociera no iba a detenerse. Porque no le importaba herir a otras personas. Pero a Seren sí.
La morena suspiró y se alejó de ella, volviendo junto a su hermano, Patán.
────. Eso fue cruel ──── la siguiente que quiso acercarse a hablar con Siv, fue Astrid.
────. Astrid, si no quiero hablar con mi mejor amiga y a la única persona que no lleva mi sangre a la que quiero, exceptuando a Bocón, ¿qué demonios te hace pensar que me interesa hablar contigo? ──── cuestionó al aire, luego se giró a ver a la rubia con una expresión impasible en su rostro ────. Sólo eres la novia de mi hermano menor. Además, no me tienes muy contenta ahora. Así que te pido que te retires. Ahora ──── pudo notar como sus palabras afectaban a la rubia, si Astrid era dura, Siv era una roca.
Y, aunque Astrid jamás lo admitiría, siempre había buscado la aprobación de Siv. Era algo que ella tenía, todos buscaban su aprobación al hacer algo, la miraban para saber si el chiste que habían dicho le pareció divertido. Siv era esa persona a la que todos buscaban complacerla, simplemente era así, por su forma de ser, su mirada siempre dura.
La rubia se alejó de ella, incómoda.
Mientras, la peliblanca seguía pensando en Hipo, ¿él realmente creía eso de ella? Es decir, jamás deseó ser madre pero, a comparación de Valka, ¿ella era peor? No podía aceptarlo. Sabía que era algo fría y aceptaba ser dura con él, pero solo buscaba lo mejor para su hermano, mantenerlo a salvo. A Valka eso no le importó. No luchó para quedarse con ellos. Fue ella, la Siv de 5 años, la que tomó un hacha y quiso defenderlos a ambos.
