4.- Declive

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Está entusiasmada con la gira de promoción de la serie y yo estoy feliz de sentirla tan contenta. Hace solo dos días que se ha ido y ya la echo de menos. Yo, por mi parte, he comenzado a trabajar en el Laboratorio y me encanta lo que hago. En mi sección, trabajo con otras cuatro personas que me han acogido con entusiasmo desde el primer momento. Somos un departamento muy variopinto: James y Candace son americanos, él de Houston y ella de Boston, Thomas es canadiense, de Quebec y Juliana es francesa (bueno, de padres mexicanos, pero criada en París). Hoy hemos salido todos a cenar y la verdad es que he disfrutado; reírme y pasar un buen rato con mis compañeros me ha venido muy bien.

Echo de menos a Kenia. Todas las semanas la veo o la leo al menos en un par de entrevistas. En vallas publicitarias, en el lateral del autobús o en afiches en las paradas veo su cara y la de sus compañeros de reparto constantemente. Está guapísima y no puedo dejar de congratularme de la suerte que he tenido de que, entre todas las mujeres del mundo, me haya elegido a mí para ser su compañera, su amante, su amor. Estoy muy contenta con mi trabajo en el laboratorio, además, así que pienso que la vida no puede ser más generosa conmigo.

Hoy vuelve de la gira promocional y estoy muy nerviosa. Oigo su llave en la puerta y la veo aparecer radiante, bellísima. Deja sus maletas en la entrada. La abrazo fuerte. Me mira con gesto de cansancio.

-Hola amor -la he estrechado fuerte entre mis brazos y la he alzado del suelo. Le doy un beso leve en los labios-. Te he echado muchísimo de menos.

-Yo también, cielo -me responde mientras se deja achuchar por mí, aunque como noto un pequeño deje de incomodidad en su rostro, la deposito en el suelo.

-Tienes pinta de estar muy cansada -le digo y es verdad que tiene el aspecto de haber dormido muy poco.

-La verdad es que ha sido agotador -me dice, mientras permanece cómoda entre mis brazos con su cabeza apoyada en mi pecho.

-Lo mejor será que te des un relajante baño. Te voy a llenar la bañera y luego te ayudo a deshacer el equipaje - rompo nuestro abrazo, coloco mis manos sobre sus mejillas y beso dulcemente su frente.

La espero en el baño. Se desnuda y no puedo retirar los ojos de su bello cuerpo. Se mete en la bañera y permanece de pie en ella. Me tiende la esponja. Le voy enjabonando lentamente el cuello y desciendo acariciando con la esponja sus breves pero apetecibles senos. Me detengo en sus rosados pezones y la miro a los ojos mientras sigo enjabonando su delicada piel. Trazo un corazón de espuma en su vientre y me tiende las manos. "Desnúdate y métete conmigo en la bañera" me ordena. Y yo obedezco. Ya no soy más dueña de mis actos, ni de mi cuerpo.

Nos amamos hasta caer exhaustas. Pasa la mayor parte del día acurrucada conmigo, buena parte del tiempo durmiendo entre mis brazos, recostadas en el sofá y a la noche decido llevarla a cenar. Estoy más que feliz. Cuando salimos a la calle, la tomo de la mano, como siempre.

-Valentina -me dice un poco nerviosa-, será mejor que limitemos las muestras de afecto en público. Ahora empiezo a ser un poco más conocida y vamos a tener que ser más discretas.

-Pues no entiendo por qué -me incomoda en cierta forma su actitud, la he extrañado tanto estos días y he deseado tanto tenerla cerca otra vez, que se me hace difícil mantener las manos lejos de ella y en el fondo, lo que más me incomoda, es que ella no se sienta igual que yo.

-Existen muchas razones - me dice entonces-, pero hay dos fundamentales, la primera es que no quiero exponer mi vida privada y la segunda es que quiero preservar la tuya.

-A mí no me importa y no entiendo qué significa exponer mi vida - comienzo diciéndole- y no es que entienda demasiado bien lo que dices o lo que interpretas que vaya a pasar en la tuya, pero si tú así lo quieres, así será -zanjo la conversación .

A fuego lento (Juliantina AU)Where stories live. Discover now