7. Mason White no es un chico normal.

2.8K 336 246
                                    

SLOANE

Nieve.

Mucha nieve.

Camino uno, salto en dos, camino uno, salto en dos, camino uno... Elevé la mirada de golpe cuando distinguí un rayo de luz anaranjado que se reflejaba en el suelo nevado. Oh. Oh. Tragué saliva.

Eso significaba que estaba por anochecer. Y yo me encontraba aun en el bosque nevado y no en casa. Papá me asesinará.

Podía contar con los dedos las veces que papá me había hecho memorizar el camino regreso a casa, incluso podía guiarme con los ojos cerrados y llegar a casa sana y salva, pero ahora, justo en estos momentos, no reconocía absolutamente nada.

Estaba perdida.

No se podía ver nada, más que simple nieve. Volví a tragar saliva. Miré el enorme árbol que se encontraba frente a mí, luego otro, otro más, había uno más grande a un lado y uno que era el triple al otro. Tenía miedo. No distinguía en donde estaba.

Demonios. Abrace a mi muñeca Milly.

Miré las huellas que creí haber dejado y entonces me dieron ganas de llorar. El suelo estaba rodeado de huellas que no guiaban hacia ninguna dirección. Era un desastre. Yo misma me había metido en un desastre. Ni siquiera recordaba porque me había alejado tanto de casa. Solo me había dejado llevar como si algo me hubiese llamado.

Con todo el miedo del mundo, comencé a correr de vuelta. No sabía a donde iba, ni que dirección estaba tomando, pero no quería estar sola. No quería que me hicieran daño. Solo quería a mi papá.

Mi respiración se agitó. Sujete más fuerte a Mily. ¿En dónde me había metido? De un momento a otro, sentí la cabeza fría. Mi gorro de lana se cayó. No regrese por él. Corrí más fuerte. Los rayos de sol se iban.

Encontré un lugar y me hice bolita en el suelo. Me llené el cuerpo de nieve. Me escondí de todo. No quería que me hicieran daño.

Tenía miedo, sin embargo, luego de un rato pude controlarlo y calmarme. No se como, pero habia algo que me hacia sentir segura, porque de pronto me senti protegida.

Trague saliva. El viento, el sonido de los árboles y los copitos helados sobre mi piel, todo se detuvo. Ya no sentía nada.

Eleve la cabeza de golpe al tiempo que me pasaba las manos por los ojos. Los tenía hinchados y mi vista era borrosa. Pero cuando miré con atención todo lo que me rodeaba, me quedé perpleja. Mis labios hicieron una O. Había luz. Mucha luz. Como si el sol hubiese vuelto a subir. Me quedé más sorprendida cuando vi los copos de nieve y me di cuenta de lo que había sucedido. Los copos no se movían. ¿Acaso estaban... flotando en el aire? Todo se detuvo.

Hipé y me fui colocando de pie poco a poco. Seguía a solas, pero ya no sentía tanto miedo. Era extraño. Estiré la mano hacia el pequeño copo de nieve y lo tomé. Sonreí. Era muy bonito. Nunca había tocado uno. Siempre se derretían en mis manos antes de tiempo.

Me acerqué y tomé otro, luego otro, otro más, hasta que me detuve, impresionada, cuando los copos comenzaron a danzar a mi alrededor. Se formó un remolino de nieve y de muchos copos que me rodeó. Parecían brillitos mágicos. ¡Era hermoso!

Reí y giré al ritmo del remolino, emocionada. El viento se detuvo lentamente y los copos se disolvieron en el aire de golpe. Desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

Me quede perpleja, alguien había hecho eso. Entonces cuando giré la cabeza en busca de algo, no vi nada. ¿Qué? Estaba yo a solas, pero me había sentido acompañada en todo este tiempo.

HIDEWhere stories live. Discover now