Capítulo 8.

293 11 11
                                    

- ¿Nos vamos ya a casa? - me preguntó Pedri.
- Pedri, yo...
- Hombre Pedrito, ¡pero qué guapo! - dijo la madre de Gavi acercándose - no te había visto aún.
- Hola Aurora - sonrió dándole dos besos - tú cada vez más joven.
- Ojalá hijo...- respondió - Cloe, nos vamos, ¿vosotros os venís ya?
- Ahora busco a Gavi y le pregunto - sonreí.
- Vale, os esperamos en la puerta.

Se despidió de Pedri y salió.

Pedri me miraba fijamente.

- A ver - dije.
- Te vas con ellos, ¿no?

Le conté lo de los padres de Gavi y su regalo, y bufó varias veces.

- No jodas Cloe que te vas mañana, diles que no puedes o lo que sea.
- Claro, ¿qué les digo? - dije nerviosa - no puedo, Pedri, tengo que ir.
- ¿Y qué se supone que vais a hacer en una suite?
- Dormir - respondí obvia.

Dudó.

- Pedri, ¿no confías en mí o qué?
- Sí, confío en ambos - dijo tranquilizándose - pero esperaba pasar esta noche contigo.
- Y yo amor, pero no puedo hacer nada, tampoco me puedo escapar en mitad de la noche - reí.
- Ven mañana pronto que nos despidamos.
- Claro que sí guapo.
- Te quiero.
- Te quiero más Pedri, no lo dudes nunca.

Le di un abrazo a modo de despedida, ya que había bastante gente en la sala aún.

Después de eso, encontré a Gavi y salimos juntos en busca de sus padres y Aurora.

- ¿Pedri está enfadado?
- No - sonreí.

Asintió no muy conforme y nos montamos en el coche.

- Pasadlo bien - nos dijo su hermana guiñando el ojo cuando llegamos al hotel.
- Poneros ahí, que no os he hecho ninguna foto juntos para los abuelos - nos dijo la madre de Gavi.

Reímos y posamos en una de las paredes, él pasaba la mano por mi cintura y yo lo miraba sonriendo.

- Venga un beso, no os cortéis, esta para nosotros - dijo ahora su padre.

Gavi me miró angustiado, y yo fui la que pegó nuestros labios en un pico suave.

- Que pareja más bonita - decía su madre mirándonos.
- Bueno, dejad ya a los niños - dijo Aurora - que sois unos pesados.
- Mañana después de desayunar os llevamos a vuestras casas para que hagáis la maleta - dijo Pablo.

Asentimos y nos montamos en el ascensor, dándole al botón de nuestra planta, la 15 y última.

No dijimos nada, yo estaba un poco incómoda después de esta noche, aunque eso se me tendría que pasar porque me quedaban 5 días pegada a él.

Pasó la tarjeta por el lector y abrió la habitación.

Era enorme.

Preciosa.

Había una cama kilométrica, me alegré, ya que tampoco quería dormir pegada a Gavi. También había un jacuzzi al lado de un ventanal desde donde se veía todo Barcelona.

- Dios mío es increíble - dije asomada.
- Oye Cloe - llamó Gavi mi atención - si estás incómoda o lo que sea, pido alguna habitación para mí o duermo en el sofá.

Sonreí inconscientemente.

- No te preocupes - respondí tranquila - en esta cama no hace falta ni que nos rocemos en toda la noche.

Asintió sonriendo.

- ¿Copita de champán? - me preguntó.

Había encima de la mesa una cesta con champán, fruta, jamón y queso.

HISTORIA DE TRES (P + C + G)Onde histórias criam vida. Descubra agora