El amanecer se hacía presente. La tenue luz del sol en el horizonte entraba por la ventana de la habitación, dejando un poco iluminado el lugar. El Omega se removió, apegándose más a el cuerpo de su pareja.
Checo abrió los ojos cuando recordó que era viernes. Hoy le dirían a la madre de Charles y a Arthur sobre su embarazo. Tenía que preparar todo, tal vez podría darles la noticia con una prueba envuelta o tal vez hacer algo más cliché pero memorable.
Se giró con algo de dificultad pues las manos aferradas a su cintura le impedían hacer su tarea con facilidad. Una vez logró estar frente al alfa, acunó su rostro, percibiendo como este mismo, apretaba más su agarre.
—Charles, es hora de despertar..— murmuró con voz baja. A Checo siempre le gustó examinar y admirar la belleza de su Alfa.
—Mmmh..— se quejó.
—Vamos, mi amor, tenemos que decirle a Pascale y a Arthur..— le recordó. Aquello fue suficiente para hacer que el monegasco se despertara completamente con una sonrisa radiante plantada en su rostro.
—Buenos días, Mon Soleil.— se acercó con intenciones de besar los labios del pecoso pero este, giró su rostro, recibiendo el beso en su mejilla.
—Nos acabamos de despertar, Char.— río tiernamente, como pudo se distanció, incorporando su cuerpo hasta quedar apoyado sobre la cabecera de la cama.
El alfa hizo un mojín, más sin embargo se acercó hasta quedar entre las piernas del pecoso y ocultar su rostro en el pecho de este.
—Estaba pensando..— Charles rompió el silencio, atrayendo la atención del Omega. —Podria hacer pasta hoy, y tú les das la noticia.— movió su rostro hasta mirarle.
—Oh no.— negó riendo. —No harás la pasta, la última vez la hiciste y quedó crocante.— se burló, peinando el cabello del monegasco.
Charles frunció el ceño, se ofendió un poco pero Checo tenía razón.
—Bueno..tienes razón.— acepto sin rechistar. —¿Qué tienes en mente, Omega?— encuestó, volviendo a acurrucarse.
—Yo haré la pasta, y tú podrías empezar diciendo que hay algo importante por hablar.— sugirió. —Cuando eso suceda yo les diré la noticia. Quiero darles una cajita con alguna prueba y un zapato o alguna ropita de bebé... ¿Suena bien?
—Es perfecto.— Charles se removió hasta sentarse sobre el borde la cama, estirando su cuerpo. —Le diré a Mary que prepare el desayuno.
—Hay que ir de compras.— mencionó con emoción el pecoso, parándose rápidamente con una gran sonrisa en su rostro, que dejaba ver las blancas perlas que acompañaban a esos labios que Charles amaba besar siempre.
Sin contenerse, el monegasco se acercó ágilmente al pecoso hasta inclinarse y dejar su tan ansiado beso, siendo correspondido al instante. Los brazos del tapatío rodearon su cuello y una de sus manos se entrelazó en su cabello, profundizando el beso.
Estuvieron así durante unos minutos hasta que Checo rompió la unión, el pecoso le sonrió. Charles correspondió la sonrisa y pasó sus brazos por la fina cintura del Omega.
—Hay que ducharnos.— fue más una afirmación que una pregunta y antes de que el pecoso pudiera negarse el Alfa lo arrastró hasta al baño dónde cerró la puerta.
Será una larga mañana para Checo.
..
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