Obediente

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×Merlina×

Los dolores de espalda comenzaban a volverse mi día a día, honestamente no me molestaba, pero limitaba las cosas que podía hacer en el día, y me agotaba más rápido.

Por otro lado Enid se estaba comportando maravillosamente, seguía teniendo ciertos ataques de necesidad de vez en cuando, pero no la rechazaba, pues estaba bajo control, y ya no era un lobo salvaje buscando aparearse con lo que se mueva.

Cuando cumplí los 5 meses, y mi vientre se hizo más pronunciado, la vida de embarazada se volvió más estable, tenía una rutina nueva, nuevos hábitos, y nuevas necesidades, una de ellas, fue mi repentino antojo por pepinillos y té de manzanilla, definitivamente era algo que me tenía babeando, aunque nunca fuí de eso, y Enid se encargó de llenar la casa de cajas de pepinillos y cantidades excesivas de té de manzanilla, impulsando más a mis antojos.

Comenzamos a ir a una terapia para padres, motivadas por Eugene que dijo haber asistido con su esposa cuando esta quedó embarazada.

Cabe destacar, que Enid y yo también estamos casadas, solo que...de otra manera.

Siguiendo las tradiciones de la manada de Enid, tuvimos una ceremonia un tanto peculiar, dónde bebimos sangre de cordero bajo la luz de la luna y jugueteamos como tontas por el bosque hasta el día siguiente.

No hubo anillo, ni padre, ni pétalos de rosas en mi camino hacia el altar.

Y la verdad lo agradezco, que asco tener que actuar de esa manera.

Volviendo a la terapia para padres, es básicamente un curso para no matar a tu bebé cuando llegue al mundo, muy útil si tomamos en cuenta que Enid es una maniaca que bien podría cometer un error al intentar proteger al cachorro, y yo un ser descuidado hasta conmigo misma.

Claro que esto será diferente una vez tenga en mis manos la vida de una pequeña criatura que literal saque de mis entrañas.

¿Pero ahora?

Ahora mismo me encontraba acostada en mi nido, siendo mimada por mi sobre protectora Alfa que no paraba de decirme lo hermosa que me veía con mi pancita de embarazada, cosa que comenzaba a avergonzarme.

Si no tengo cuidado, Enid pondrá otro cachorro dentro de mi ni bien salga este.

Hacerla usar el collar fue buena idea, Enid incluso se volvió más dócil con el, y más obediente, me escuchaba cuando tenía que dar una opinión y no solo a sus pensamientos dominantes de Alfa, se entregaba a cumplir lo que pidiera, y me cuidaba sin parecer excesiva.

Honestamente estoy planeando seriamente dejar ese collar para siempre.

O eso me gustaría decir, pero ya va siendo momento de que se lo quite, despues de todo, mis hormonas ya se encuentran estables y no causarán un alboroto en ella.

Así que mientras ella seguía acariciando mi cabello gentilmente, yo la abracé por el cuello, hasta la hebilla del collar, abriendo este.

Sentí su mano dejar de moverse, y su aroma se volvió más intenso de golpe.

— ¿Enid? — Cubrí mi nariz, sintiendo una ligera comezón en esta por lo fuerte de su aroma, me había acostumbrado a que este fuera más leve.

Mía ❤️ WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora