"¿Anorexia o tontería?"

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- Hijo, ya es hora de ir al médico, ¿puedes apresurarte por favor? - Dijo Raiden Ei mientras tocaba al otro lado de la habitación la puerta.

- Ya estoy listo, no armes un escándalo esta vez. - Scaramouche abrió la puerta de su habitación algo enojado mientras pasaba al lado de su madre la cuál estaba desconcertada al ver la audacia de su hijo.

En el camino, Ei trataba de darle conversación a su hijo pero todo fue en vano, ella nunca se había preocupado por él, quizá a veces hasta se le olvidaba que tenía un hijo.

Esos días Scaramouche había estado demasiado mal de salud, había estado desmayandose cada ciertas horas y se veía más flaco a los ojos de Ei, ella solo pensó que se había enfermado de alguna que otra cosa.

Llegaron a la clínica y el doctor escuchó lo que ocurría, solo por curiosidad, el médico pidió algo a Scaramouche.

- Joven, ¿podría subirse a la balanza por favor? -

Scaramouche no dijo nada y hizo lo que se pidió, no estaba prestando atención hasta que vio la cara de preocupación del médico.

- Mi hijo... ¿pesa 39 kilos?... - Habló Ei con algo de sorpresa, pero también, algo de asco. - ¿Cómo es posible? eres un tonto, Kunikuzushi. -

- Señorita, calmese por favor. - Dijo el médico y hizo a Scaramouche bajar de la balanza, tras buscar un libro, habló denuevo. - Lo mejor será buscar un nutricionista, no puedo ayudarles de mucho, pero este chico debe subir de peso de alguna manera, es un joven de diecisiete años, su máximo de peso está muy alejado de lo que pesa ahora mismo. Tengan, esta es una tarjeta de un nutricionista que se especializa en casos de... Anorexia... -

Scaramouche seguía sin hablar hasta que escuchó la palabra "anorexia". - ¿Anorexia?, ¿estás hablando en serio? ¡yo no soy de esos estúpidos que dejan de comer para bajar de peso! -

- Es lo más probable ya que no estás en un peso demasiado sano. Lo único que les diré es que por favor vayan a un nutricionista. -

Salieron enojados de la consulta, Scaramouche por pensar que podía estar sufriendo de anorexia y Ei por pensar que su hijo era un estúpido, en el auto mientras volvían a casa, la madre del chico se la pasaba quejándose.
- Cómo es que eres tan tonto como para contraer anorexia? -

- No lo sé, pregúntaselo al niño de catorce años al que lo obligabas a bajar de peso para que se viera bien. - Respondió Scaramouche con algo de firmeza en su tono, haciendo enojar más a su madre.

- Eso pasó ya hace unos años, y no me refería a que bajaras tanto de peso, ¡solo un poco!... Ahora, no esperes que te lleve a un nutricionista, son muy caros, o subes de peso por las buenas o por las malas, cuando lleguemos a casa te daré comida hasta que revientes. -

Lo que decía la madre no era broma, llegando a casa Ei le dio toda la comida que pudo, metiendole los pedazos de comida directo en la boca sin preguntar, no le importaban los llantos de su hijo, solo seguía en lo suyo.

Scaramouche fue al baño que se encontraba en su habitación luego de tanta comida que tuvo que digerir, se sentía un asco, quería deshacerse de toda esa comida pero no sabía el como, hasta que volteó a ver su alrededor.

Se incó frente al inodoro, apunto de cometer una estupidez que sabía el mundo se la cobraría caro después. Se metió dos dedos en la boca y vomitó, se sintió peor cuando tiró toda esa comida pero al menos se deshizo de ese pensamiento de haber subido de peso después de eso.

Se quedó en el piso del baño mientras lloraba y recordaba todas las peleas que tenía con su madre en la adolescencia, las tantas veces que no se sentía cómodo con su cuerpo por culpa de su madre, las veces que se mataba de hambre o hacía dietas extremas con el propósito de bajar un kilo siquiera, para así, sentir por fin el cariño de su madre al ver a su hijo delgado.

Poco a poco, de las casi inexistentes veces que Scaramouche comía algo lo iba a vomitar al baño haciéndose la costumbre, Ei no notaba estos cambios, ni le interesaban.

Poco a poco, de las casi inexistentes veces que Scaramouche comía algo lo iba a vomitar al baño haciéndose la costumbre, Ei no notaba estos cambios, ni le interesaban

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Un día, Ei estaba trabajando en su oficina, recibió una llamada de un número desconocido y contestó.

- Buenas tardes señorita Ei... le hablamos desde la escuela de su hijo. -

"The perfect year" [Kazuscara - ESP] Where stories live. Discover now